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7 de Septiembre de 2014
Coleccionable - Transitando los caminos de la historia
La verdad sanadora
MANUEL GONÇALVES GRANDA, nieto recuperado
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NOTA Nº 385, escribe Jesús Chirino

Cuando en la década de los años 70 se entronizó al miedo como técnica de control social, se perdieron todos los límites en cuanto al respeto de la vida del otro. Entre las innumerables atrocidades que entonces se cometieron desde los ámbitos de poder, estuvo el robo de bebés. Fueron robados para, muchas veces, ser criados por apropiadores y otras, las menos, destinados para que familias que desconocían sus orígenes los adoptaran. Pero todo fue en el marco de un cobarde plan de sustitución de identidad que tuvo como principales víctimas a esos niños y sus familias. El plan ideado por la dictadura desaparecedora de personas trató de borrar todo rastro de sus verdaderas identidades para que nunca los familiares pudieran encontrarlos. Pero, aunque parecía imposible, el amor de las familias biológicas fue más fuerte y mediante la incansable búsqueda desarrollada por las valientes abuelas, que formaron la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, fueron encontrándose los nietos e iniciándose el proceso de restitución de sus identidades. Hasta ahora las Abuelas han encontrado 115 nietos. Si bien aún faltan cientos, es innegable la titánica tarea que estas mujeres vienen realizando e indiscutibles los resultados de sus búsquedas. 
 
Mentiras dolorosas
 
Hace un tiempo uno de esos nietos recuperados, Manuel Gonçalves Granada, tuvo el honor de ser el primero que integró la Comisión Directiva de Abuelas de Plaza de Mayo. Esto habla de su compromiso, a la vez que permite visualizar claramente la continuidad de una institución con tanta historia. Manuel se reencontró con sus orígenes en el año 1997. Allí supo que había nacido en junio de 1976 siendo hijo de Gastón Gonçalves y Ana María Granada. 
Lo encontramos en una jornada de trabajo de la institución que integra y otras organizaciones que se desarrolló en la provincia de Salta. Allí le pedimos que nos comentara acerca de su proceso de recuperación de la identidad a fin de ayudar a la comprensión del mismo. Lo primero que nos señaló fue que se trata de un proceso “sumamente sanador para quien está en una instancia de duda que termina siendo, en los casos de las restituciones de los hijos de desaparecidos, una instancia de mentiras, de ocultamientos, de ser parte de una situación que vos no decidiste, y no decidieron tus padres ni tu familia. Conocer la verdad es importante para que todos nosotros nos podamos ir sintiendo, a partir de ese momento, dueños de nuestra vida”. Nos dijo que aquellos que dudan pueden sentir que fueron “parte de un experimento, en que otros les han implantado una historia que es muy dañina para quien empieza a darse cuenta de que eso no es cierto”.
Nos habló de manera concentrada, pensando cada término, tratando de explicar de la manera más sencilla, pero también con una marcada profundidad. Entendiendo que describía cuestiones muy complejas. Así fue que nos dijo que “convivir con una familia y empezar a dudar de que ahí hay una mentira grande, tan grande que ni siquiera te están diciendo tu verdadero origen, es doloroso para la persona que está en ese proceso”. Es de allí que habla de lo sanador que resulta recuperar la identidad.
 
Un profundo respeto
 
 En palabras de Manuel todos aquellos que están dudando cuando pueden “comprobar cuál es su origen, les da posibilidad de curar, de entender, de sentirse dueño de su propia historia y de empezar un proceso que no termina allí”. Esto marca que la restitución de la identidad no es sólo saber “quiénes fueron tus padres y cuál es tu verdadero nombre… La restitución de la identidad es un ejercicio que hacés permanentemente”. Manuel nos habla en medio de una actividad relacionada con la búsqueda de nietos, con profesionales y militantes de diferentes lugares del país. Es en ese contexto que amplía el concepto ejemplificando “yo, hoy, acá, al estar participando de este encuentro de la Red por la Identidad reafirmo mi verdadera identidad, porque si yo no supiese quién realmente soy no estaría acá. Y eso es lo que en cada instante de las vidas de los chicos que fueron robados, y todavía no hemos encontrado, está pasando. En cada momento está sucediendo su vida en un lugar que no es, que no debería haber existido, que no les pertenece. Entonces toda esa situación hace que cuando uno sabe la verdad, a partir del momento en que sabés la verdad, empezás a ejercer tu verdadera identidad y eso es restituir la identidad, ir a los lugares donde transitó tu historia, donde estuvieron tu mamá, tu papá, obviamente los vínculos familiares. Pero también es cierto que después de tantos años y obviamente con la sabiduría de las Abuelas y el conocimiento de todos los que se involucraron, desde los profesionales hasta los militantes, hasta la misma Red por la Identidad, se ha entendido que es importante y sumamente fundamental respetar los tiempos de cada uno de nosotros y en eso va esto de que uno puede o no ser parte de esta búsqueda después que sabés. Decir bueno, yo voy a hacer algo para que otros tengan la suerte que tengo yo de saber la verdad, o no. Uno puede conocer o no a su familia, la verdad es que en todos los casos, más allá de los que han quedado muy arraigados en la memoria colectiva de casos conflictivos que tenían que ver con un momento que ya  no sucede hoy, todos, todos en un momento quisieron saber y conocer su historia y acercarse a su familia,  pero ese proceso es sumamente respetuoso tanto desde Abuelas como de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), como de la Red”.  Luego de señalar todo esto, reafirma que “nosotros trabajamos para que sepan su verdad, después ellos tienen que hacer con eso lo que ellos quieran”, deja claro el marco de respeto hacia el otro.
 
 
Podés ser vos
 
Le pedimos que diga algo para que lean los que en este momento pueden estar dudando acerca de sus orígenes. Entonces señala que lo bueno es que la búsqueda de nietos esté instalada en el conocimiento social y que muchos se comprometen con la misma. Pero es necesario que quienes estén dudando entiendan que ellos pueden ser uno de los nietos que las Abuelas están buscando porque pasa, nos dice, que la búsqueda y la restitución de identidad “es una historia tan grande, se ha mencionado tanto lo que las Abuelas lograron. Es una historia que sale en la televisión, entonces a veces es difícil pensar que eso de lo que todo el mundo habló, que se habla en los colegios, incluso en los libros, en las telenovelas, seas vos, sea tu historia”. Pero, dice, “todos los que fuimos robados convivimos en los mismos espacios que los otros, podemos ser un vecino, una compañera, un amigo, un profesor, estamos en todos lados. De hecho haber recuperado ya 115 nos dio un montón de ejemplos que nos estábamos cruzando ahí nomás. Sin ir más lejos en el caso de Guido Carlotto, él tocó en la ex-ESMA, participó de Música por la Identidad, y nosotros lo estábamos buscando  incansablemente como a todos. Yo creo que hay que darse el lugar para la duda, no hay que tener miedo de eso, hay que saber que es un proceso complejo, pero sumamente sanador”. Incluso si en la búsqueda que emprendan no encuentran respuestas, Manuel dice que “eso los va a poner en un lugar mejor consigo mismo, porque tener una duda y quedarse siempre en ese estadío no es bueno, si en cambio uno tiene una duda y hace lo que está a su alcance, aunque no tenga respuesta, igualmente eso va a conformarte como ser, es decir yo intenté, lo busqué y nosotros hemos puesto ya en conocimiento que existe todo un espacio dedicado a que esto suceda. Quien duda, tiene que saber que va a estar sumamente acompañado, que va a pasar a ser parte de todo un colectivo”.
Va estar el amor de las Abuelas, y quienes las acompañan, esperándolo.

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