Ante una considerable cantidad de público, que se acercara al Centro Cultural Leonardo Favio, el destacado percursionista cordobés Martín Bruhn cautivó el viernes pasado a propios y extraños con una performance que mixturaba texturas sonoras telúricas con pulsiones electrónicas. Lo valorable no sólo comprendía el peculiar entramado auditivo sino también el virtuosismo que se evidenciaba en ese impensado cruce de géneros, tanto en él como en sus socios. Se trataba de Ariel Polenta (productor de Ana Prada entre otros) en teclados y el reconocido cantautor Lisandro Aristimuño quien, acuñando un bajo perfil, ofició de bajista y apenas interpretó un tema de Bruhn, a quien le produjera el disco desde su sello, Viento Azul. Tras lidiar con algunos problemas técnicos, el percursionista despachó su set con invitados especiales, como los villamarienses Cacho Aiello y Pablo Cordero, Juan Cruz Peñaloza y Hugo Ordanini. Martín, además, convocó al joven colega local Luciano Cuviello, a quien había conocido en Europa. En el cierre, el artista arengó al público a despegarse de sus butacas para acompañarlo al son del ritmo.