El aparato médico permite encontrar fácilmente los vasos sanguíneos en personas de difícil acceso venoso. Funciona con luz infrarroja y está destinado a pacientes bajo tratamiento de quimioterapia intravenosa y hemodiálisis, aunque puede tener un uso general
Encontrar las venas de los pacientes para extraerles sangre a veces resulta tan difícil como intentar hallar una aguja en un pajar. Frecuentemente, se necesitan varios pinchazos hasta lograr una punción exitosa, sobre todo si la persona tiene características fisiológicas particulares, como venas muy pequeñas o profundas.
Dos egresadas de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba desarrollaron un equipamiento médico que facilita ese trabajo. Se trata de un detector y proyector de venas no invasivo, que funciona por luz infrarroja. El novedoso diseño está pensado específicamente para ser usado en pacientes ambulatorios sometidos a quimioterapia intravenosa y hemodiálisis, aunque también puede extenderse para uso general. El objetivo fue evitar la situación de estrés generada en personas con difícil acceso venoso, que reciben punciones con una alta frecuencia debido a tratamientos crónicos o prolongados. También apuntaron a facilitar la tarea del personal de salud, mejorando la calidad general de atención.
Lucía Capello y Vanessa Zuin, autoras del desarrollo, explican que la idea del proyecto surgió “al observar el alto margen de error que existe al realizar un procedimiento tan habitual en el ámbito de la salud como detectar canales venosos”. En efecto, según algunos estudios, sólo en el 49% de los casos el primer pinchazo es efectivo, mientras que en el resto se necesitan uno o más intentos.
Actualmente, el método más extendido para encontrar las venas es el “torniquete”: consiste en una banda elástica colocada en el brazo o la muñeca que aumenta la presión arterial y mejora la visualización y palpación venosa.
Además de reducir sensiblemente las posibilidades de “pinchar” en una zona equivocada, el aparato tiene otras importantes ventajas. Entre ellas, es fácilmente trasladable (se lo puede llevar de un lado a otro) y autoportante (se sostiene a sí mismo, lo que permite al profesional médico tener las dos manos libres para realizar la intervención).
El prototipo fue presentado como trabajo final de la carrera de Diseño Industrial en 2013, y recibió el primer premio en la Bienal Iberoamericana de Diseño de Madrid, (España), en la categoría Producto.
Cómo funciona
El equipo consta de un sistema digital de adquisición, procesamiento y proyección de imagen. La zona en la que se desea intervenir -antebrazo o dorso de la mano- es iluminada con luz infrarroja. La imagen generada es capturada y “escaneada” a través de una cámara de video y luego procesada digitalmente. Durante el proceso se elimina automáticamente la información innecesaria a través de filtros ópticos y digitales, lo que asegura la fidelidad de la imagen obtenida y aumenta al máximo el éxito de la punción. Finalmente se obtiene una imagen “esqueletizada” que se proyecta sobre la piel, en la que se puede apreciar claramente el patrón venoso. “Es como si, en el momento, te tomaran una radiografía sobre el propio tejido”, grafican las diseñadoras, al tiempo que destacan que todo el procedimiento se realiza en tiempo real.
El sistema funciona por luz infrarroja cercana (tiene una longitud de onda de 720 a 740 nanómetros), que penetra a niveles muy profundos de la piel, llegando al tejido subcutáneo. Además, el aparato está diseñado para acceder de manera frontal o lateral al paciente, quien generalmente está sentado en un sillón en el que debe permanecer inmóvil. Es regulable en altura para poder adaptarse al nivel de los apoyabrazos del sillón que se use y tiene una base triangular que permite acercarse al máximo a la butaca, sin interferir con la actividad.
Cualidades del equipo
Calidad de atención médica. Evita la situación de estrés generada en pacientes con difícil acceso venoso o que deben recibir punciones frecuentemente por tratamientos crónicos o prolongados.
Mínimo margen de error. Disminuye sensiblemente la cantidad de intentos fallidos en cada punción venosa.
No invasivo. No entra en contacto directo con el paciente.
Trasladable y autoportante. Puede movilizarse fácilmente a distintos lugares de la sala y permite al operario tener las dos manos libres para trabajar.
Tecnología nacional. Todo el equipo está diseñado para ser fabricado íntegramente en el país.
Estabilidad. El aparato tiene un rango de movimiento hacia atrás de 45º sin caerse.
Candela Ahumada
UNCiencia