“Esto es lo que hay. No esperen otra cosa porque no va a haber. Son todas b...” lanzó, como en toda ocasión que se presenta, el humorista Cacho Buenaventura ante la colmada platea que había asistido el sábado pasado al Teatro Verdi. Ese guiño de honestidad brutal se convierte indefectiblemente en un lazo de complicidad con el espectador quien, conociendo de antemano dicho axioma, abona jubiloso su entrada esperando reírse a carcajadas de historias y jugosas anécdotas integradas desde hace tiempo en el repertorio del cruzdelejeño. Su éxito radica allí, en que diga lo que diga, haga lo que haga, hará reír en forma natural. Sumado a ello, su entrañable carisma de pícaro con alma de bonachón junto a sus mensajes alusivos a lo más puro de la condición humana (“¿le han dicho hoy a sus seres queridos que los quieren mucho?”), hacen una fórmula singular e insuperable.