Hace 70 años los obreros de la industria láctea de todo el país decidieron unirse en lo que se denominó Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Láctea (SATIL).
Los obreros consumaron su deseo de unión, organización y lucha en el Centro de Trabajadores Católicos y, la nueva
institución gremial tuvo, entre sus
preceptos, “la lealtad inconmovible al
movimiento obrero y a la organización
gremial, la honradez, el combate de las ambiciones personales de los que
pretenden usar la organización no para
servirla, sino para servirse de ella”.
Quedó sellado así el 10 de septiembre como el Día de los Trabajadores Lácteos, cuyo sindicato pasó a llamarse, una
década más tarde, Asociación de los Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra).
La construcción sindical del sector lechero, más allá de las embestidas que ha sufrido durante más de medio siglo de vida, fue reconocida siempre por “su solidaridad y democracia interna”.