Ante las manifestaciones públicas realizadas desde el Poder Ejecutivo (PE) municipal, me veo en la necesidad de decir algunas cosas. No entraremos en la descalificación porque desde la Unión de Trabajadores de los Estados Municipales (UTEM) venimos planteando algo muy serio, que es el altísimo nivel de precarización laboral de los trabajadores municipales y los bajos sueldos que, en general, se nos paga.
Hace pocos días mostramos cómo en los centros de salud de los barrios la precarización llega al 95%. Es decir, que la mayoría de esos trabajadores no es empleada de planta permanente, sino facturante, contratada o becaria. Cosas parecidas pasan en otras reparticiones municipales con facturantes que cobran $4.300, es decir, menos de la mitad del sueldo de los empleados municipales de otras jurisdicciones. Y mucho menos de lo que cobran (después del aumento) los funcionarios políticos que quieren ningunear a un gremio porque no se calla la verdad de la situación de los trabajadores.
La realidad es que en el municipio de Villa María son muchos más los empleados precarizados que aquellos pertenecientes a planta permanente. Incluso, entre los que llevamos más de 20 años como empleados municipales (sin nunca haber ejercido un cargo político) y los que lograron estabilidad a partir de 2006, existen diferencias de derechos que perjudican a estos últimos restándoles días de vacaciones, porcentaje por antigüedad, etcétera.
Desde la UTEM venimos pidiendo que se deroguen los artículos que habilitan esa discriminación para que todos los municipales tengamos los mismos derechos y así dejar de perjudicar a quienes ingresaron a partir de 2006. También hablamos de la necesidad de recategorizar a los municipales y que todos aquellos que rindieron exámenes pasen a planta permanente, pues ha sido evaluada su idoneidad y el hecho de estar trabajando, demuestra la existencia de la vacante.
Si existen empleados idóneos trabajando, ¿cuál es la razón por la cual las autoridades los mantienen precarizados? Interrogantes como este adquieren gran dimensión cuando se advierte que la cantidad de precarizados ha ido en aumento en estos últimos 12 años. Estas son las verdades que planteamos desde la UTEM y nadie puede desmentir. Aunque nos agredan, nos quieran desconocer o decir que no existimos cuando en realidad realizamos todos los trámites ante el Ministerio y formamos parte de una Federación de Sindicatos Municipales que ha venido a la ciudad a apoyarnos públicamente.
Hace meses dijimos que un supuesto modelo villamariense de gestión tendrá problemas para generalizarse a toda la provincia si no arregla el tema de la precarización laboral municipal, ¿o acaso se plantea un Estado provincial negador de los derechos de los trabajadores? Creemos que eso no es viable. Ahora, los que están subidos a la campaña política para gobernador se pusieron nerviosos e intentan reducir todo a cuestiones personales. Pensamos que no es esa la salida, ya se lo dijimos y creíamos que habían entendido que deben pasar a planta permanente a los precarizados y mejorar los sueldos, es decir, jerarquizar en serio a los empleados.
Hace un tiempo el intendente dijo que cuando él asumió, a los municipales nos debían dos meses de sueldo. Eso no es cierto, pero no salimos a agredirlo personalmente porque entendemos que le están pasando mal la letra y hacen que se equivoque. Ese no es el camino. Como tampoco lo es negar los paros que le hicimos al radical Veglia (puede buscar un escrito mío en la prensa de entonces).
En relación a mis orígenes radicales, es un orgullo similar al que sienten compañeros que provienen del peronismo. A ellos no los avergüenza Perón, como a los yrigoyenistas tampoco lo hace la figura de Hipólito Yrigoyen, Alem, Sabattini o Sobral, estas últimas figuras, siempre destacadas por el intendente Accastello. Todos, con Perón y Evita incluidos, están en una línea histórica nacional y popular que, con aciertos y errores, actuó en defensa de los más débiles.
Podríamos decir mucho más acerca de esto, pero lo que se ha puesto en debate es el nivel de precarización, la utilización de los concursos para demorar el pase a planta permanente de quienes hace años son empleados municipales, la presentación de políticos a los concursos para ocupar cargos que les corresponden a quienes hoy están precarizados, los bajos sueldos, la discriminación en perjuicio de quienes ingresaron a planta a partir de 2006, la recategorización de los empleados y demás problemáticas que tienen que ver con la negación de derechos a los trabajadores.
Jesús Chirino
UTEM