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14 de Septiembre de 2014
Transitando los caminos de la historia - Entrevista al hijo de Elda María Francisetti
Nieto recuperado
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Los nietos que, a partir del gran trabajo realizado por Abuelas de Plaza de Mayo, han recuperado su identidad son una victoria por sobre el siniestro plan sistemático de robo de niños desarrollado por la última dictadura cívico-militar. Dialogamos con uno de esos nietos, que está relacionado con Villa María. Se trata de Humberto Ernesto Colautti Francisetti.

  
Pocos recuerdos de mamá 
Es de uno de los primeros nietos que recuperó su identidad.  Para entonces sólo habían sido hallados trece nietos, él sería el décimo cuarto. Humberto es hijo de Elda María Francisetti, nacida en Colazo y criada en Villa María, y  Renato Colautti de origen italiano. Los dos fueron integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). 
Charlamos con Humberto en la provincia de Salta, donde actualmente vive. Allí nos dijo “en el año 74 mi papá cae preso político, ya en esa época. Para entonces mi mamá estaba embarazada de mí”, nació en agosto de 1974, por este motivo su padre no lo conocería entonces.  “Después, en la cárcel, mi papá se entera de la desaparición de mi mamá, mía y de una hermanita mía… yo ya tenía dos años cuando secuestraron a mi madre”. Nació en Salta “porque ella -su mamá- trabajaba aquí en el norte. Venía a hablar con los compañeros, más con los de Jujuy que con los de Salta. Con los del Ingenio Ledesma, con los obreros de Zapala, era referente del ERP, zona norte del país. Volviendo a Buenos Aires, yo nazco en Salta”. Humberto lleva como segundo nombre  Ernesto, como Guevara, figura inspiradora del (PRT-ERP). Recuerda que su papá “estuvo preso en varios lugares, en Sierra Chica, aquí en Salta…”, pero está contando su historia y continúa diciendo que luego de caer preso su padre en el ´74 “al tiempito mi mamá hace una nueva pareja, con la cual tiene una hija, mi hermana Noemí Francisetti”. Levanta sus cejas y mirándonos a los ojos aclara que ese nombre es “en honor a mi tía”. Se refiere a Noemí Graciela Francisetti también militante del ERP que fue muerta por la Policía en la localidad de Martínez, provincia de Buenos Aires, en marzo de 1976. 
En la localidad de Morón, en mayo de 1977, las fuerzas de seguridad hacen un operativo. Allí estaban Elda María y sus hijos. Entonces Humberto tenía dos años y nueve meses, en tanto que su hermana tan sólo ocho meses de edad. Colautti nos dice que cree tener algunos recuerdos, o quizás sueños. Pero sí son escenas borrosas que ha visualizado repetidas veces desde su niñez.  Las describe: “Mi mamá llevada de los pelos gritando con nosotros… Fueron recuerdos que me siguieron de chico. Estar en una camioneta tapada, con cúpula digamos, mi mamá llorando que la llevaban de los pelos”. Es difícil imaginar el terror que habrán sentido aquellos niños. Treinta y siete años después ese niño, ahora hombre, nos dice “ese es el único vago recuerdo que tengo de mi mamá” y luego de un silencio agrega “más allá de algunas fotos que hemos recuperado. Todavía estamos buscando los restos. Ella estuvo detenida en la ESMA, es lo último que sabemos”.
 
 Encontrarse con lo querido 
Le preguntamos cómo fue el proceso de restitución de su identidad, nos dice que “fue mi papá buscándome con las Abuelas, desde la cárcel. El sabía que yo había nacido, así que nos buscaron, nos buscaron. Llegaron unas denuncias después que volvió la democracia. De vecinos que habían dicho que nosotros, los chicos, habíamos aparecido de la nada y ahí nos encuentran las Abuelas y mi papá”. Luego “un tiempito nos quedamos con un juez, porque en esa época no existía el Banco de Datos Genéticos, había que llevar todo a Estados Unidos. Me quedé un tiempo hasta que me dieron los análisis de mi papá. Después nos quedamos un tiempo en Buenos Aires, terminé el séptimo grado y nos vinimos para Salta. Hice la secundaria en Salta”. 
En otro momento vuelve a referirse a su proceso de restitución y amplía “fue difícil pero lindo porque yo tengo a mi viejo. No todos tienen la suerte de tener a su viejo, somos poquitos… Pero  es difícil porque uno es chico, nuestra familia tenía dos chicos más que  eran como hermanos podría decirse, en esa época cuando se es chiquito no se hace diferencia. Pero no tenía buena relación, no me criaban como a sus hijos. Sobre todo a mí que era varón. Con mi hermanita, al ser mujer y un poquito más chica,  tenían un poco más de cuidado. Ellos tenían dos hijas y a mí no me trataban muy bien, así que cuando encontré a mi papá fue una alegría. Si bien mi viejo venía de casi diez años  de estar preso, fue de los presos políticos con más extensión en su  tiempo de cárcel porque él no salió en la amnistía. Era encontrarse con un hombre duro, de tantos años de cárcel. El ingresó en el 74 y salió recién a fines del ´82...”. Habla con emoción de sus padres, siente orgullo por ellos al “saber la lucha que hicieron” también “agradecimiento” y dice que trata de reivindicar esas luchas “dentro de lo que puedo hacer y seguir… día a día”.
 
Recuerdo de Villa María
Le preguntamos acerca de Villa María y dice que ahora casi no tiene ninguna relación con la ciudad, “antes cuando vivía mi abuela iba todos los años. Me acuerdo de ir a ver el recital de Los Redondos en Villa María, pero ahora, hace un par de años que no voy”. Continúa hablando de su abuela Marcela que vivía en Villa María. Ella “me buscó dentro de sus posibilidades porque mi abuelo era un poco de un pensamiento no te metás… La abuela se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo, al principio a Córdoba. Pero ella crió dos nietos… así que  también tenía el rol de madre en ese momento. Tenía que cuidar de mis primos. Ella fue una luchadora y falleció en el ´89”. Dice recordar el “río, las canchas de básquet que estaban allí al costado del río. La casa de mi abuela estaba cerca de la Catedral y de la plaza. Sí me acuerdo de Villa María, ahora me dicen que es otra ciudad, que creció como loca con esto de la soja”. Por último deja un mensaje para quienes tienen dudas acerca de sus orígenes biológicos. Les pide que se contacten con Abuelas “se tienen que acercar, no es que sus padres no querían estar con ellos, no es que sus padres estaban preocupados por otra cosa sino que fueron perseguidos políticamente, asesinados y sus hijos han sido robados no sólo de sus padres sino de toda su familia. El que tenga la mínima duda que se acerque a Abuelas, a la Conadi o a los estamentos que Abuelas tienen en las ciudades”. El actualmente trabaja en la búsqueda de nietos de la Red por el Derecho a la Identidad, en Salta. 

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