Queridos gobernantes:
Como discapacitado que soy, y ante el temor persistente de las faltas a los derechos del discapacitado, me planteo sugerirles lo que voy a necesitar en caso de que mi madre no pueda hacerse cargo de mí:
*Necesito una persona que entienda el lenguaje de la mirada, ya que no puedo hablar.
*Necesito una persona que sepa, con sólo mirarme y oírme, lo que me duele, o si tengo hambre, o sed, o caca, o si estoy triste o alegre.
*Necesito una persona que me levante y me dé el desayuno, la comida, la merienda y la cena, así como mandarinas y manzana al día, ya que no puedo pelar la mandarina ni morder solo la manzana por riesgo de asfixiarme.
*Necesito una persona que me dé la medicación que necesito para no tener crisis convulsivas u otros achaques que a veces me han pasado.
*Necesito una persona que me cambie el pañal cada cierto tiempo, porque si no, me salen llagas, el trabajo se multiplica y hay que hacer curas.
*Necesito una persona que me bañe en días alternativos, metiéndome en la bañera y sacándome a peso, pues la casa que alquilamos no cuenta con el espacio necesario para movilizar mis músculos.
*Necesito una persona que me lave los dientes cada día, si no, salen caries, y llevarme al dentista significa anestesia general, con los gastos y complicaciones que eso conlleva.
*Necesito una persona que me mueva los dientes de leche que no acaban de caer por sí solos y que me producen un dolor constante.
*Necesito una persona que me corte las uñas, el pelo, que me limpie las orejas.
*Necesito una persona que me saque a pasear, al menos un ratito cada día, pues necesito que me dé el aire y ver cosas a mi alrededor que me motiven.
*Necesito una persona que sepa cantar canciones como Abel Pintos, Panam, Luciano o el Bailar al Son del Sapo Pepe, porque eso me pone muy contento y me muevo más.
*Necesito una persona que me ponga en el aparato de estar de pie para que mis piernas y columna vayan tomando fuerzas.
*Necesito una persona que me lleve al médico y haga un seguimiento de la medicación que tomo.
*Necesito una persona que se pelee en la farmacia para que le den lo que necesito aunque no lo tengan pedido o no lo hayan traído. *Necesito una persona que me haga una comida equilibrada.
*Necesito una persona que se dé cuenta de cuando me aprietan los zapatos.
*Necesito una persona que reciba por la mañana mis sonrisas de alegría al ver que empieza un nuevo día.
*Necesito una persona que me meta en la piscina y sepa cuándo tengo frío o cuándo estoy a gusto, pero que no me suelte, porque si no, me hundo.
*Necesito una persona que sepa cuáles son mis dibujos favoritos y cuáles las sintonías de la tele que me atraen.
*Necesito una persona que me quiera por encima de mis dificultades y de mi discapacidad.
*Y por último, necesito una persona que haga todo eso, todos los años que sean necesarios. Sin quejarse. Sin desfallecer. Sin acobardarse. ¡Y sonriendo!
Si ustedes creen que puedo tener todo eso, aunque Apross nos quite de a poco las prestaciones, me ofrezco a que me adopten, cuando mi madre ya no esté más. Mi madre lleva haciéndolo seis años y medio.
Atentamente, Joaquín Chanquía Carrillo
(Joaquín tiene 6 años. La carta fue entregada por su madre, Marisa Carrillo, con pedido de publicación).
Señor director:
El fallo del juez Griesa puso al país al borde de un abismo jurídico de profundidad desconocida. Resulta aberrante, extralimitado y de cumplimiento imposible. Como abogado, lo considero ilegítimo, a pesar de estar confirmado por la Cámara de Apelaciones de Nueva York. Pero el fracaso en las negociaciones también es el fruto de una actitud soberbia, autista y desprolija de un Gobierno que ya no puede ocultar las consecuencias de una gestión basada en la retórica de un supuesto patriotismo.
Hemos tratado la ley de pago soberano y voté en contra de su aprobación. Además de no resultar necesaria, es de dudosa factibilidad, podría crear una nueva generación de “holdouts”, problemas legales con el Banco de New York y no resuelve el problema de fondo: la situación del 7% de bonistas que no entraron en ningún canje. Tampoco pone fin al juicio, que seguirá abierto en la etapa de ejecución de sentencia.
Desde la creación de las leyes 26.886 y 24.150 y los decretos 1735-04 y 563-10, el Poder Ejecutivo obtuvo potestad para negociar, reestructurar, canjear o hacer lo que sea necesario para llevar a cabo una gestión exitosa de la deuda. Y al negociar, cometieron el error de prorrogar la jurisdicción en Nueva York, sabiendo que el juez Griessa tiene un historial de fallos sesgados hacia los tenedores de títulos. Además, el exministro Lorenzino, a coro con otros grandes patriotas se pusieron a gritar a viva voz enfrente de los medios de comunicación: “¡Jamás les vamos a pagar a los buitres!”. Esto generó una señal de alerta en los mercados y una provocación innecesaria al Poder Judicial.
De repente, buscan complicidad en el Congreso para que avalemos sus yerros. Ahora que están acorralados, invocan el consenso y la democracia. Quieren involucrar a la oposición en una ley mal planteada y extemporánea. Quieren declarar de interés público los canjes de deuda mal hechos (el de 2010 está siendo investigado por irregularidades en las que presuntamente participó Amado Boudou por tráfico de influencias). En otras palabras, quieren que los opositores, aplaudan un caso de mala praxis de dimensiones épicas, que puede costarle más aislamiento al país y más falta de inversión. Los legisladores opositores no fueron consultados para participar en la reestructuración de la deuda. ¿Por qué ahora sí deberíamos participar?
El Gobierno nacional plantea la falsa dicotomía patria o buitres. Yo lo llamo un sofisma de distracción, para desviar la atención de los graves problemas estructurales que estamos padeciendo: inflación, déficit energético, desempleo creciente y estancamiento. Con la ley de pago soberano, el kirchnerismo trajo al recinto un debate innecesario y además, teñido con el brío patriotero con el que acostumbran a atropellar a los opositores. Los argumentos para que aprobemos la ley son: legalidad, justicia y sostenibilidad para pagar nuestras deudas. ¿Con esas mismas premisas pagaron al Club de París casi 10 mil millones de dólares cuando unos años atrás la deuda era de solo 900 millones?, ¿qué decir del acuerdo de Argentina con Repsol, por el que pagamos 5.000 millones de dólares por una empresa vaciada?
Desafío al oficialismo a mirar a los ojos a un jubilado que pasó sus últimos años en tribunales reclamando lo que es suyo por derecho. A mirar a los ojos a un trabajador que gana apenas para subsistir y debe pagar Impuesto a las Ganancias. Señores del oficialismo, miren a los ojos de cualquier ciudadano que perderá este año el 40% de su poder adquisitivo para financiar su ineficacia y soberbia. Mírenlos a los ojos y háblenles de sostenibilidad y justicia.
Diego Mestre
Diputado nacional (UCR)