“Mirá, por ahora el remedio es peor que la enfermedad”, señala una vecina cuya vivienda se encuentra cercana a la esquina de Juan J. Castelli y Deán Funes, en barrio La Calera.
En la intersección de esas dos arterias el nomenclador de las calles está a punto de caerse y la cantidad de barro y tierra removida hace prácticamente imposible poder cruzar esa esquina.
Frentistas del barrio manifestaron ayer su preocupación por el estado de las calles. La señora hacía referencia a que actualmente la Municipalidad está ejecutando las obras de cordón cuneta, pero que, mientras tanto, el tránsito por el barrio es bastante dificultoso.
La situación es similar en muchas de las calles, ya sea donde el cordón cuneta está instalado, como donde todavía falta, y la lluvia de la semana pasada empeoró aún más las cosas. El barro abunda, las calles están removidas, con escombros y con muchos pozos y en muchas esquinas los badenes son tan pronunciados que, dicen, ya varios se han quedado en el intento de cruzarlos.
Por la calle Juan Castelli al 1200 un vecino viene caminando con su moto a un costado. Se frena y asegura que no se anima a entrar manejando porque la cantidad de barro que hay “me hace tambalear” y tiene miedo a caer.
El vecino cuenta que ese tramo de la calle, desde que han hecho el cordón cuneta, se inunda en su totalidad. “Pero se inunda en serio, una pileta”, resalta.
“El problema es que no le han hecho boca de tormenta, entonces el agua no tiene por donde salir y como las esquinas están algo levantadas, se acumula acá durante días”, señaló.
“No sé si esto está terminado, espero que no, porque acá el cordón ya lo tenemos, pero así no se puede andar”, dudó.
Las obras de cordón cuneta en este barrio comenzaron a ejecutarse a mediados de junio y el tiempo aproximado para su finalización es de entre cuatro y seis meses. Abarca las 30 cuadras del barrio y la inversión es de seis millones de pesos.