Escribe Juan Manuel Gorno

ENVIADO ESPECIAL

Con las pulsaciones aceleradas, un sufrimiento agobiante y viejos fantasmas revoloteando sobre la cabeza, Alumni logró reponerse de otro golpe duro y, merced a un gol sobre el final del partido ante Balloffet, celebró su primera victoria (3-2) en el Torneo Federal B, que ahora lo tiene como uno de los líderes.

El partido saludaba a todos desde un empate heroico de Balloffet, el segundo consecutivo que “sufría” Alumni por tener un hombre de más desde el primer tiempo. Y el gol del central Guillermo Guerrero, a los 43 minutos del complemento, escribía entonces otra página de frustraciones del equipo de Carlos Mazzola. Pero en ese momento donde se madura la historia y se cambian los semblantes, a los 45 minutos, apareció la cabeza del delantero Federico Chiocarello y Alumni soltó su alegría a cuatro vientos bajo la soleada tarde mendocina.

Un partido magnífico desde el principio merecía tener ese final de película. Porque Alumni, que puso el mejor juego, lo terminó ganando con la fórmula de Balloffet, la del sacrificio y los huevos, sin medias tintas.

Claro que el “Fortinero” podría haber ganado con mayor tranquilidad si encontraba antes la contundencia, ya que durante el primer tiempo ejerció una supremacía formidable, de lo mejor en este inicio de campeonato, y “apenas” se fue ganando 2-1.

“Hay que ser más agresivos”, pidió Mazzola la semana pasada. Y Alumni lo fue de arranque en San Rafael, con verticalidad bien entendida de los volantes externos y un trabajo de transpiración y empuje de los delanteros, que machacaron siempre sobre la salida rival y permitieron que el partido tuviera una clara inclinación al visitante.

Joel Manzanares fue imparable por derecha, mientras Maximiliano Villa y Esteban Canelo se alternaban para preocupar por izquierda sobre la humanidad de un desairado Matías Arias, quien terminó siendo el primer reemplazado en el conjunto local. Y esto, sumado a los aportes importantes de Sebastián Godoy, sostenían un juego con buen ritmo villamariense, en una cancha de dimensiones chicas.

Sin embargo, el gol se hizo desear. Chiocarello, Emanuel Bolzicco (dos veces, una con un cabezazo tremendo) y Liendo (de tiro libre) tuvieron las más nítidas y la pelota no entraba, mientras Balloffet se rompía la cabeza para salir de la encrucijada que no le permitió siquiera acercarse al área de enfrente.

Recién a los 19’ Alumni pudo reflejar en el arco lo que hacía en la cancha: “Seba” Godoy recibió un lateral, se hizo el espacio con una gambeta y envió el centro perfecto que encontró a Chiocarello cabeceando con gran gesto técnico. Uno a cero.

El partido estaba a pedir de Alumni, pero a los 29 minutos el árbitro Diego Martínez se inventó un penal para Balloffet después de un córner, cuando Guerrero cabeceó de palomita una pelota que pasó cerca, sin que nadie lo empujara, como consideró el colegiado.

 

Empate y roja

Con un tono de injusticia para lo poco que hizo el equipo y justicia para lo bien que juega su diez, el propio Adrián Hidalgo estableció el 1-1 desde los 12 pasos.

Pero en lugar de festejar el gol, algunos jugadores de Balloffet fueron a buscar la pelota a las manos de Gerardo Godoy. Eso provocó la hecatombe. Hubo trompadas, golpes abajo y un árbitro que amonestó al arquero y expulsó al delantero Millán por un golpe sobre Rivera.

En consecuencia, Alumni había recibido un gol, pero se quedaba con uno más. Y eso lo empujó a seguir buscando.

Un centro pasado de Manzanares encontró una buena definición de Canelo (de primera y de zurda, entrando por sorpresa) a los 40 minutos y el equipo villamariense se puso 2 -1, sin poder ampliar antes del cierre de la etapa, con Villa -también tras gran centro de Manzanares- pegándole débil frente al arquero Pelayes, quien había tapado tres pelotas importantes.

El problema para Alumni fue que no sostuvo el nivel en el complemento. Sin Manzanares (con dolores de cabeza) y sin circuitos de juego en el medio, el equipo de Mazzola perdió protagonismo en la medida que creció Balloffet con el juego de Hidalgo y compañía, tomando riesgos.

Así, lo mejor del visitante pasó por el aguante que tuvieron los cuatro defensores que despejaron todo, con esfuerzo y concentración, impidiendo que el local tuviese chances frente a Godoy.

Recién a los 43 minutos, en la única desatención del fondo fortinero, Guerrero le puso la cabeza a un centro pasado y Balloffet lo empató, a pura guapeza.

Sin embargo, la astucia de Chiocarello, dos minutos después, pudo mucho más: en un tiro de esquina ejecutado por Liendo, el delantero se anticipó a todos, cabeceó al primer palo y le dio el triunfo soñado al equipo villamariense. Un triunfo para empezar a creer.