En una cama del Hospital Pasteur, ayer Enzo Rossetto se entregó, después de más de un año y medio de lucha, a los brazos de su madre, quien tiempo atrás también falleció por el mismo tipo de tumor cerebral.
Ayer, a EL DIARIO, su papá Jorge balbuceó las últimas palabras de esperanza, apoyado en la única herramienta que le quedaba para defender la vida de su hijo: rezar. El resto, ya lo había hecho todo.
A sus cuatro hermanos y a su papá les queda el ejemplo de un chico de 14 años que nunca bajó los brazos e innumerables muestras de solidaridad de la sociedad. Hasta siempre, Enzo.