Un día te puede hacer cambiar toda una vida, para bien o para mal.
Para Oscar Olivera, ese día llegó hace tres años, más precisamente el viernes 17 de diciembre de 2010, cuando la Policía lo puso entre rejas luego de encontrar cuatro kilos de marihuana y un revólver con la numeración limada en el garaje de su casa, hecho que fue reflejado por este matutino y otros tantos medios de prensa.
No era para menos. El “Oveja” siempre fue reconocido por lo que significó dentro del fútbol local y por primera vez aparecía en las páginas policiales.
De aquel tiempo a esta parte, nunca nada fue igual.
Olivera, que si bien recuperó rápido la libertad, debió cargar con la figura legal de “encubrimiento”, quedó “marcado” por propios y extraños. Y el fútbol, el deporte por el que tanto trabajó, le dio la espalda en muchas acciones de sus protagonistas.
Más flaco que antes, Olivera todavía vive en su casa de barrio San Justo, con su mujer, y dice que no guarda rencor, aunque cuenta que muchos se encargan de desacreditarlo por lo que sucedió hace tres años.
El tiempo de reflexión y de aguante pareció haber acabado, por eso rompió el silencio y pidió: “Quiero limpiar mi honor y reputación”.
“Llevo 26 años trabajando a esta parte, soy recibido en la Escuela de Técnicos de Córdoba año 91 y 92, con licenciaturas en Psicología Deportiva y Nutrición; todo lo puedo corroborar con diplomas, pero hay quienes se ocupan de llamar a los clubes para que yo no trabaje”, contó el experimentado entrenador, en diálogo con EL DIARIO.
Respecto al caso policial, Olivera se mostró molesto. “Siendo tan conocido, nadie me preguntó realmente qué pasó”.
“Me allanaron mi casa por primera vez en mi vida, aduciendo que había cosas robadas y, ya adentro, me pidieron papeles donde yo tenía un contrato de alquiler del garaje de mi casa. Hacia allí se dirigieron (los policías) y consiguieron drogas, el arma limada y algunas pastillas que eran drogas, todo esto ajeno a mi sabiduría”, comentó.
“Colaboré en todo, como corresponde, mi casa se llenó de policías federales y provinciales; luego salió el comunicado de prensa para los medios, sin especificar el contrato de alquiler que tenía en mi poder, que es lo que más me perjudicó”, agregó, para luego sostener que dentro de casa “no encontraron nada”.
Después reveló por lo que tuvo que pasar: “Me llevaron a General Paz y San Juan, permanecí aislado e incomunicado por 48 horas hasta que empezó a atenderme mi abogado”.
“Me atendieron muy bien, pero imagínese cómo estaba yo, que no conocía un calabozo en mis 54 años”, expresó.
“Al otro día me enteré inmediatamente que había salido en los dos matutinos locales y en el más importante de la provincia, en los cuales, por ejemplo, decían que yo tenía antecedentes delictivos y que encontraron muchas cosas robadas en mi casa, pero no se mencionó que yo tenía un contrato de alquiler del garaje donde se encontraron las cosas”, sostuvo.
Los tiempos de la Justicia y la fecha del procedimiento derivaron en un encarcelamiento más prolongado.
Así lo confesó el propio Olivera: “Como esto ocurrió un 17 de diciembre, el juez, para tomar una resolución y por mi descomposición física, me pasó al barrio Belgrano; era fin de año. Por eso recién el 3 de enero quedé libre”.
“Tuve que aceptar un encubrimiento, ya que no hablé nada de lo que no sabía”, confesó, no sin antes agradecer “a los dos oficiales que declararon en mi causa”.
Más allá de esto, el “Oveja” reconoció que “todo tuvo una repercusión enorme porque soy muy conocido en la ciudad”.
“Esto me trajo grandes consecuencias negativas para mi trabajo, ya que me siguieron hablando equipos de la zona, como siempre, pero alguien de Villa María o colegas me pusieron piedras en el camino”, comentó.
Proscripto
Después de tres años del hecho, Olivera parece proscripto en el mundo del fútbol, un mundo en el cual consiguió como técnico nueve títulos de Primera división en seis ligas diferentes, además de tantos éxitos en divisiones inferiores y otros subtítulos de Primera.
Todo parece haber quedado en el olvido, más allá de que algunos lo llamaron para dirigir.
“Este año arreglé con River de Inriville y en el viaje tuve una descompensación, quedé internado en terapia en Marcos Juárez, aunque ya había arreglado económicamente. Allí estuve tres años y salí dos veces campeón, por eso me tuvieron en cuenta, pero no pude”, contó.
A pesar de todo, colaboró con Christian Romero en la pretemporada de Argentino mientras esperaba propuestas, que llegaron, pero se frustraron rápidamente.
En ese sentido, contó: “Hace dos meses me llamó la gente de Unión Lagunense, en la Liga Béccar Varela; negocié de viernes a domingo con todos sus dirigentes, los cuales vinieron a Villa María, seguramente recomendados por Ariel Berterame y Sami Suárez, jugadores que fueron campeones conmigo en diferentes etapas, y recomendados por demás personas que no voy a nombrar. Entonces tenía todo arreglado, el aspecto económico y los jugadores que iba a dirigir, pero el lunes siguiente el presidente me dijo que ‘no se hacía’ porque alguien del entorno recordó, de mala leche, mi nombre por lo que pasó”.
“En los otros dos años los clubes Unión de Ordóñez, Juventud de Justiniano Posse, Santa Eufemia -que no se hizo porque se unió con Deportivo Chazón-, Independiente de Pascanas, Flores de Ceibo de Oncativo, Pampayasta Sud, de la Liga Riotercerense, y otros más estuvieron en tratativas conmigo y lo puedo corroborar. Pero seguramente por lo que me pasó alguien habló mal de mí; eso me dolió”, indicó.
El pasado cruel, por la detención de menos de un mes, todavía lo condena.
“No tengo rencor con nadie, mi cultura y educación no me lo permiten, pero sí quiero arreglar mis cosas con el fútbol y con la sociedad”, afirmó el “Oveja”, que aún espera volver a su querida pasión por la pelota, al frente de un equipo, buscando la gloria.
Consagrado
Como entrenador, Oscar Olivera supo alcanzar éxitos recordados.
En la Liga Villamariense su mayor consagración fue al frente de Sportivo Playosa, donde logró dos títulos consecutivos (99 y 2000) en un club que sólo había alcanzado la gloria en 1985.
El “Oveja”, que también logró el ascenso con Deportivo Argentino en 2005, supo disfrutar títulos en otras ligas con River de Inriville, Deportivo Isla Verde, El Arañado y Fundación de Pozo del Molle. Además, armó el plantel de Unión Central que, más tarde, fue campeón Provincial con Aureliano Sánchez como técnico.