La magíster en Nutrición Rosa Le Roux precisó ayer que una buena alimentación debe seguir lineamientos como no ayunar ni pasar largo tiempo sin ingerir nada, además de respetar todas las comidas.
“Un resultado mágico nunca ocurre, no es serio. Lo que hay que hacer es educarse. Un hábito alimentario saludable significa ser constante, hacer cuatro comidas diarias más dos colaciones y tener una actividad física arreglada, es decir, todos los días más o menos en el mismo horario y por un determinado tiempo”, especificó la profesional al recibir a EL DIARIO en uno de los consultorios del Hospital Regional Pasteur, en donde se desempeña laboralmente.
“Para ser serios, no hay que esperar el milagro, que no existe en esto. No hay que utilizar estas dietas que empiezan a hablar de consumir proteínas solamente y excluir otros alimentos del consumo diario”, comentó. Y agregó: “La alimentación debe ser siempre equilibrada, siempre. Debe contener todos los principios nutritivos, ser ordenada y que cumplan más o menos los horarios lógicos de comida”.
Le Roux planteó divergencias respecto al dicho popular de que hay que “almorzar como un rey y cenar como un mendigo”. “Siempre se ha dicho eso, pero habrá sido probablemente para otro período de nuestra economía y de nuestra vida. Hoy, que se tiene mucha actividad vespertina, lo de almorzar como un rey tampoco te permite el desarrollo de esas actividades. Y no veo bueno cenar como un mendigo, cuando se tiene al menos por delante ocho horas de ayunas y cuando en general los argentinos nos adherimos poco al desayuno”, consideró.
“Si uno se fija, de noche se consume bajo valor calórico, quizás se remiten al fiambrecito, algún trozo de pan y gaseosa, y en realidad están con una dieta hipergrasa, con muchos hidratos de carbono y falta de fibras, seguido de la prolongada ayuna de madrugada más el ayuno de la mañana siguiente por no desayunar”, criticó.
Mayor agresividad
La entrevistada comentó que cuando ha dado charlas en escuelas observó a algunos estudiantes “casi dormidos y decaídos a las 10 de la mañana y cuando uno habla con los docentes cuentan que es el horario de mayor agresividad”. “Esto -afirmó- tiene que ver con la falta de desayuno. Llegan a la escuela sin tomar ni comer nada y encima tenemos meriendas poco saludables. Existe el hábito y la costumbre de comer mal y resulta risueño cuando uno plantea que esto está mal. Cualquiera habla sobre el tema y la verdad es que uno debería ser mucho más criterioso para alimentarse porque ésa es la base de la vida”, subrayó.
-¿Cuál es el desayuno ideal?
-Debe contener cereales y aportes proteicos. En lo posible no hay que combinar infusiones con lácteos, porque interceptan la absorción del calcio. Debe comprender algún jugo de frutas.
A media mañana algo hay que comer.
No digo que debe quitárseles todo a los chicos, pero tenemos que tender a comer un poco mejor. No estoy tampoco a favor de la barrita (de cereal) como si fuera un sueño, que no lo es para nada. Pero sí que si vamos a comer un alfajor, sea de maicena y no de chocolate, y si se come facturas, que no sea la que tiene mucha crema, sino una medialuna. Es decir, que empiecen las buenas elecciones.
Creo que se conoce poco sobre el asunto. Hay que respetar a la comida, sentirla, prepararla. Hay que volver a eso. No digo que todo tiempo pasado fue mejor, pero respecto a la alimentación sí lo fue. De manera organizada se pueden incorporar todos los alimentos saludablemente, no lleva demasiado tiempo, todo el mundo puede cooperar, no es que tiene que ser la mujer la que nos espera en casa con la comidita. Hay que recuperar la buena mesa.
-¿Qué efectos tiene la falta de desayuno?
-Uno es la hipoglucemia. Baja el nivel atencional, genera mayor agresividad. En la calle, chocás a las 8 de la mañana y es un tema; si chocás a las 10 de la mañana ya es una pelea segura. El nivel de aceptación ha disminuido y es por esto. Ocurre que no hay combustible para reaccionar.
-¿Es cierto que el transcurrir varias horas sin ingerir algo engorda?
-Lo que sí es cierto que cuanto menos calorías se consume, más se adapta nuestro cuerpo a eso que consumimos, por lo que no hay descenso de peso. Estaría bueno desmitificar que no hay alimentos que engorden u otros que adelgacen. Los alimentos engordan o adelgazan en la medida que uno lo consuma en cantidad o vuelva al equilibrio.
El pan no engorda, engorda si te comés medio kilo. Hay una relación directa con el gasto que uno produce. Y el gasto está en todo: la actividad física, intelectual, el dormir, todo produce gasto calórico.
¿Y el chocolate?
-¿Qué puede decir del chocolate?
-Es rico, está bueno (risas) y en su justa medida no pasa nada.
-¿Es saludable ser vegano o vegetariano? (los primeros no consumen lácteos, sino sólo vegetales; los segundos pueden ser puros -que es un vegano- o consumir lácteos, huevos o vegetales).
- Sí, pero sigo sosteniendo que el aporte proteico de origen animal es necesario. Es mi postura y no la voy a modificar.
-Recién hablábamos del dicho popular de almorzar como un rey y cenar como un mendigo. Para usted, ¿cómo debe ser la cena?
-Si lo manejamos en porcentajes de cómo distribuiría el valor calórico en el día, para mí la lógica sería que la cena no fuera menor al 10% de lo que fue el almuerzo, o sea, que es bastante semejante. Pero si uno tiene el hábito de desayunar y es ordenado, ahí puedo respetar eso de cenar como un mendigo. El desayuno debe estar. Nuestra cultura dice que el desayuno está presente en muy pocas ocasiones. Entonces, son 12 horas de ayuno, no ocho.
-¿Comer apurado, caminando hacia el trabajo, también es malo?
-Es malísimo. Eso se da porque no nos damos los tiempos. Se ha perdido el respeto a la alimentación que, reitero, es la base de la vida.