La del viernes fue, sin dudas, la mejor de todas las veladas boxísticas realizadas en la actual temporada en el Anfiteatro. El buen nivel de peleas no se vio reflejado, seguramente, en la cantidad de asistentes, y una de las razones que EL DIARIO pudo sondear, fue el alto costo de las entradas, o al menos bastante superior a la de las anteriores veladas.
De todos modos, el público que presenció la programación, acertó en su decisión y pudo ver a la que se considera la mejor pelea que se realice en el país en la presente temporada.
Lo que Narváez-Orucuta habían prometido en la conferencia previa, lo cumplieron con creces. El campeón, que tal vez había quedado en deuda con el público villamariense en su defensa anterior ante Antonio García (más por la calidad de su rival, que por culpa propia), esta vez enfrentó a un rival de jerarquía y “pagó” aquel saldo, con una exhibición de buen boxeo.
El chubutense sólo cedió algunos rounds, pero controló la pelea hasta en los asaltos que no le fueron favorables. Dominó y atacó con precisión en algunos momentos, en otros, le dio la iniciativa al mexicano y de contragolpe conectó las menores manos, al punto de dejar huellas en el rostro del retador. Sus esquives, barridas, bloqueos, movimiento de cintura y desplazamientos, motivaron que los golpes de Orucuta no llegaran a destino. La izquierda del campeón, con diferentes ángulos siempre tuvo buen destino. El chubutense demostró que es un gran campeón, agrandó su récord y terminó por echar por el piso los argumentos de los que lo critican. Narváez enfrentó a un rival de jerarquía y peligroso, al que terminó por anular por completo y lo golpeó a gusto. Su defensa fue una cátedra de lo que se debe hacer en boxeo y todo eso con “apenas” 39 años. Cuando muchos púgiles a esa edad ya dejaron la actividad o son, casi, un recuerdo, Omar Andrés Narváez está más vigente que nunca.
“La verdad que estoy contento por este triunfo, sigo siendo el mejor, que es la duda que tenían muchos. Ahora no hay dudas, sigo siendo el campeón y el mejor de la categoría. Gané la pelea porque demostré que tengo talento, y grandes virtudes. Me preparo de la mejor manera, soy un profesional y toda mi experiencia la puse arriba del ring. Creo que arranqué de la mejor manera y terminé impecable. Sobre lo que viene en mi futuro, lo dirá Osvaldo Rivero. Yo voy a seguir trabajando duro”, le dijo a EL DIARIO, en un breve encuentro con la prensa apenas finalizada la pelea. Previamente había agradecido al público y dedicado el triunfo a “mis hijos y a Osvaldo Rivero, que hizo mucho para que esta pelea se hiciera en Villa María, y acaba de pasar por un mal momento” (esto en relación al robo del que fue víctima el día jueves en cercanías de Rosario).
El semifondo
La pelea Narváez-Orucuta, estuvo secundada por cuatro buenas peleas, casi todas de alta emotividad. En el combate de semifondo, Sebastián Heinland superó a Mateo Verón (medianos) por knock out técnico sobre el minuto del quinto round, luego de haberlo mandado a la lona con un cross de izquierda, y luego de una nueva descarga de puños, el rincón de Verón arrojó la toalla, en señal de abandono.
El ganador estuvo acampañado por un buen número de seguidores y luego de la pelea le dijo a EL DIARIO: “Muchas gracias a la gente de Villa María, nos han atendido espectacular, a mí y a todo el equipo, a todos los boxeadores en general, porque hemos estado compartiendo momentos con los otros boxeadores y todos coincidieron que la atención fue maravillosa y me voy enamorado de esta ciudad”.
Sobre la pelea comentó “sabíamos que Verón es un boxeador complicado. Ha peleado con todos y le ha hecho buenas peleas a todos sus rivales. Gracias a Dios encontramos la llave para que la pelea se abriera a nuestro favor. Es un rival complicado, aunque no lo digan sus números, nadie lo quiere boxear porque te puede amargar la noche. Estoy agradecido de la pelea que he realizado. Esta pelea con Verón son clásicos que quedarán en mi retina, ya que nos hemos enfrentado varias veces. Ahora estoy esperando si peleamos con el inglés Matthew Macklin afuera, una pelea que se postergó hace poco”. El ganador de esta pelea que estaba programada para agosto y fue postergada, tendría una chance de enfrentar a Miguel Cotto, en 2015, por el título de la CMB.
Centeno no convenció
La pelea anterior, había tenido como protagonista a Raúl Horacio Centeno, que venció por puntos en fallo unánime a Gustavo Bermúdez. El boxeador oriundo de Pozo del Molle, ahora radicado en Mendoza, no conformó a nadie. Se lo vio con menos potencia que en peleas anteriores, al tiempo que más permeable en defensa. Ante un rival de menor experiencia y jerarquía, Centeno se vio complicado en varios pasajes del combate, y sólo su experiencia le permitió salir airoso y ganar en fallo unánime.
Luego de la pelea Horacio Centeno dijo “tuve un rival complicado, tiene esa bolea de derecha que me metió bien. En el primer round sentí una mano y luego no la sentí, pero es fuerte. Yo pude conectar algunas manos que también las sintió. Estoy contento por el triunfo, pero peleas ante rivales duros me sirven para crecer. Ahora hay que seguir trabajando, tengo que defender el título, y para eso voy a seguir trabajando con Pablo Chacón. Hay que darle para adelante. Con Chacón estamos trabajando bien, aunque recién nos empezamos a conocer”.
Imágenes:
F1: Narváez dio una cátedra en defensa y ataque, y superó a un difícil oponente.
F2: El árbitro Raúl Cardozo le levanta el brazo a Horacio Centeno, declarándolo vencedor de la pelea.
F3: La capacidad defensiva de Narváez hizo parecer torpe en varios pasajes a su buen rival, al punto que Orucuta cometió numerosas infracciones, como golpear detrás de la nuca, con los codos o pegar debajo del cinturón.