Frase número dos. “Celebro haberme encontrado con gente dispuesta a debatir” (Ximena Moral, 

participante).

 

Frase número  tres. “Aquí, en Villa María, me nutrieron la esperanza” (Estela Cammarota, disertante) .

 

Frase número cuatro. “De este grupo van a salir cosas interesantes” (Cledis Peccoud, de la organización).

 

Fue una experiencia gratificante. Esa es la primera impresión que cualquier persona podía recoger la noche del viernes último en la charla con quienes finalizaron el diplomado organizado por el Centro de Responsabilidad Social de la Universidad Nacional de Villa María.

Desde mayo, estudiantes, graduados, directivos y representantes de empresas, como cuentapropistas, fueron recibiendo conceptos de especialistas como los licenciados César Grinstein, Luis Ulla y Fernando Cornejo. El último seminario, precisamente el viernes de la semana pasada, estuvo a cargo de la ingeniera Estela Cammarota.

La propuesta era adentarse en la idea “La Responsabilidad Social: una nueva manera de hacer las cosas”. Y después de recibir las enseñanzas en cada uno de los seminarios (“Valores, una guía para la acción”, “Gestión responsable orientada a la sustentabilidad”, “Consumo responsable y sustentabilidad” y “La coherencia como un valor empresarial”), los asitentes salieron convencidos de que tanto desde la economía, desde la producción, como desde el quehacer cotidiano de cada uno, se puede contribuir a un mundo más sustentable y a una sociedad más justa y amigable.  

 

Voces de los asistentes
 

El apicultor Agustín Schuck, quien había realizado una tecnicatura en Gestión y Administración de  las Organizaciones en la UNVM, salió convencido de la importancia que tiene escuchar las ideas de los demás. “Como productor, hago mi trabajo de manera solitaria, pero aquí comprobé la importancia que tiene escuchar y valorar el pensamiento de otras personas”.

“Adhiero filosóficamente al pensamiento humanista de la Responsabilidad Social. El patrón del pensamiento en el grupo fue parecido, pero no necesariamente el mismo. Por eso es que subrayo lo importante que es valorar al otro, entender lo que la otra persona quiere decir. No intentarlo es una falta de respeto. Es como decirle ‘no’ al individualismo. Soy cómodo si no me cuestiono; si mi verdad es la única”, reflexionó Schuck ante el requerimiento del Suplemento Económico de EL DIARIO.

En tanto, Ximena Moral, quien se desempeña en la empresa Vial Parking, dijo que celebra “haber encontrado a gente dipuesta a debatir, escucharse, sobre intereses comunes en torno a la Responsabilidad Social”.

“Nos vamos con muchos conceptos incorporados como, por ejemplo, que desde el momento en que nos despertamos podemos aplicar esta filosofía en función de una mejor convivencia”, expresó, para agregar que “las posibilidades están y hay que encontrarlas desde lo pequeño, desde lo cotidiano, desde lo personal y lo privado, haciendo cosas concretas”.

Y añadió que “tuvimos una experiencia humana muy importante, más allá del marco de la Diplomatura”.

 

Misión cumplida
 

O sea que bien se podría decir que el objetivo se cumplió, porque la propuesta era “generar un espacio de reflexión desde una mirada sistémica en relación a las acciones que cada persona desarrolla, y cómo estas acciones generan impacto en su entorno”, según los enunciados liminares.

“Que desde esa perspectiva se entienda a la responsabilidad social, como el nuevo paradigma que en el Siglo XXI comienza asomar como alternativa viable, para el desarrollo de personas, organizaciones, localidades y regiones  sustentables”, se proponía también. 

Ahora, una vez concluidos los cuatro seminarios, Cledis Peccoud, del organizador Centro de Responsabilidad Social de la UNVM dijo que “armar el Diplomado fue un desafío, una búsqueda”.

“Se sumó la gente a la que verdaderamente le interesó la propuesta, y en el transcurso de las actividades y los meses aprendí mucho. Me atrevo a pensar que de este grupo van a salir cosas interesantes en relación a nuestro cometido de posicionar el paradigma de la Responsabilidad Social”, manifestó.

 

Una semilla
 

Si se presta atención, tanto los alumnos como la Universidad misma rescatan la experiencia y señalan al grupo como una suerte de semilla que se fue nutriendo y creció con los aportes de los mismos individuos que lo componen.

Hasta quienes vinieron a brindar conocimientos se llevaron algunos. Estela Cammarota, la última disertante, creció en Villa María, aun cuando es profesora regular de la Universidad de Buenos Aires, docente del programa “Amartya Sen” de la Facultad de Ciencias Económicas, que promueve la Etica y la Responsabilidad Social en todas las universidades del país, y miembro del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social.

Con todo, antes de emprender el regreso hacia la ciudad de Buenos Aires dijo al Suplemento Económico de EL DIARIO que “esta fue una experiencia sumamente gratificantes”, ya que “encuentro que me nutrieron la esperanza”.

“Me da alegría saber que hay un lugar con gente tan pujante y decidida a cambiar el estado de las cosas, la sociedad misma”, puntualizó la especialista.

Y añadió que: “La composición del grupo, que incluyó a estudiantes, graduados y empresarios, se convirtió en un elemento que potenciaba desde la participación de cada uno con sus diferentes puntos de vista”.

“Del mismo modo se potenció el resultado final”, comentó, para agregar finalmente que “esta experiencia ha sido muy especial, fundamentalmente desde el aspecto humano”.

 

Lo que les queda por delante
 

Voces concordantes luego de esta actividad propuesta a la sociedad desde la Universidad Nacional de Villa María. En su marco se formaron gestores que incorporaron la idea de una gestión responsable, orientada a la sustentabilidad en sus negocios.

Pero, además, los diplomados sabrán interpretar e incorporar la necesidad de desarrollar un consumo responsable y comprometido con el crecimiento  local y regional. Y, finalmente, el otro concepto fundamental que incorporaron es el de fomentar la coherencia empresarial como un valor central en los negocios. No es poco. Además, aquella “semilla” se les reflejaba en las miradas, que se iban de la sede cooperativa de la calle Periodistas Argentinos como clavadas en el porvenir.

 

Sergio Vaudagnotto