En estos últimos años se ha comprobado que cuidar el corazón, tener una dieta saludable, hacer actividad física, desafiar al cerebro y disfrutar de la vida social son clave para la prevención del Alzheimer", indicó a Télam la neuróloga Verónica Somale, especialista del área de Neurociencias cognitivas del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (INEBA).
La especialista describió que el primer factor de riesgo de esta enfermedad es la edad: "A partir de los 65 años la posibilidad de tener Alzheimer se duplica exponencialmente y después de los 85 se estima que una de cada dos personas puede tenerla".
"El envejecimiento de la población aumentó la cantidad de casos de personas con esta enfermedad y se estima que para 2050 tendremos a 100 millones de personas en el mundo que la padecerán, pero la buena noticia es que estudios recientes han demostrado que es prevenible lo que, en este caso, implica que existen posibilidades de retrasar la aparición de los síntomas", sostuvo.
"Desde que nacemos tenemos una cantidad de neuronas con posibilidad de conectarse (hacer sinapsis) y, desde temprana edad, el aprendizaje va permitiendo que esas neuronas puedan realizar esas conexiones y crear redes", explicó Somale.
Y continuó: "Cuando comienza a depositarse la proteína del Alzheimer en el cerebro, cuanto más redes de conexión tengamos (lo que nosotros llamamos reserva cognitiva), más tarde aparecerán los síntomas de la enfermedad porque el cerebro tiene posibilidades de ir buscando nuevas conexiones en remplazo de las dañadas".
Controlar la presión arterial, el colesterol y la glucemia, no fumar, no beber en exceso y reducir el estrés, tanto como mantener una actividad física, que no necesariamente tiene que ser competitiva y que puede ser una simple caminata o una actividad como yoga, son algunos de los hábitos saludables que ya es sabido benefician al binomio corazón-cerebro.
"Pero, en los últimos años, se han descubierto propiedades de alimentos entonces, además de saber que hay que evitar las grasas saturadas y sobre todo las trans, existen tres componentes como el Omega 3, los antioxidantes y las vitaminas que tienen una incidencia directa y positiva sobre el cerebro", sostuvo.
Por su parte, Pablo Richly, médico neuropsiquiatra, subdirector del Instituto de Alzheimer de la Fundación INECO, detalló que "los ácidos grasos como el Omega 3, presentes en pescados grasos de aguas frías como el salmón rosado, la trucha, sardinas, atún, arenque y mariscos, y también en frutas secas como nueces o almendras, y aceites vegetales como el de soja o de canola benefician al cerebro".
"También constituyen otro grupo de nutrientes importantes los antioxidantes (presentes en alimentos de origen vegetal), la vitamina E (se encuentra en frutas secas como nueces, almendras, castañas de cajú, semillas de girasol, sésamo y aceites vegetales), los fitoquímicos y polifenoles (como el resveratrol presente en las uvas y por tanto en el vino) y las catequinas (en el té verde), las procianidinas (en el cacao) y los licopenos (en el tomate), además de la vitamina B", detalló.
Pero más allá de la alimentación, los especialistas marcan como importante “desafiar al cerebro”: ‘Esto implica sacar al cerebro de su lugar de confort, representado generalmente por las rutinas o los gustos’ ".
"Aprender un idioma, cambiar el recorrido para ir a un lugar, usar otro brazo para cepillarse los dientes o aprender a usar una computadora a una edad avanzada son acciones que hacen funcionar a otras partes del cerebro, por lo que 'activa' neuronas y conexiones", afirmó Somale.
Se calcula que en el mundo alrededor de 40 millones de personas padecen Alzheimer y constituye la enfermedad mental más común después de los 65 años, aunque no es la única.
"Respecto de nuestro país, distintas estimaciones refieren una relación de 1 de cada 10 mayores de 65 años, lo que daría una cifra del orden de los 400 mil pacientes", subrayó Richly.
La pérdida de memoria de hechos recientes (como olvidar que se estuvo con alguien cuatro días atrás), la dificultad de recordar nombres de personas conocidas o una palabra, desorientarse en lugares conocidos, cambios en el humor o la personalidad son algunos de los síntomas que pueden alertar sobre la presencia de Alzheimer u otro deterioro cognitivo.
"Ante estas señales es importante concurrir a un especialista. En efecto, estamos teniendo muchos jóvenes que se acercan preocupados porque notan alteraciones y, en realidad, se trata siempre de otro tipo de problema, pero para nosotros es una oportunidad para transmitirles formas de cuidado y prevención", concluyó Somale.