Volar por sobre la ciudad, a 400 metros de altura, con el viento cacheteándote la cara a unos 90 kilómetros por hora es posible. De hecho, Marcelo Bernardi lo hace, al menos, una vez por semana.
Este villamariense realiza junto a su hermano, desde el año 2009, vuelos en trike, que es, básicamente, un ala delta motorizada: es un carro con motor que lo propulsa. Hay sólo cinco personas que tienen trike en la ciudad y Marcelo es el único que desde hace tiempo lleva por los aires también a quienes se animen a volar.
“Los otros días llevamos a volar a una señora de 60 años, los hijos se lo hicieron como regalo de cumpleaños, no hay edades para disfrutar de esto”, puntualizó Marcelo.
Hace tiempo que ofrece esta posibilidad. “Cuando estábamos en el aeroclub viejo, ahí ya hacíamos vuelos de bautismo y llevábamos gente a volar”, recordó, y aseguró que “la gente que se entera de esto es por el boca en boca, nunca hemos hecho publicidad o algo similar”. En lo que va del año, ya han sido unas 30 personas las que han disfrutado de esta experiencia. “Sólo se suben atrás, y disfrutan del paisaje, la ciudad se ve espectacular”.
Los vuelos duran entre 15 y 20 minutos. Se despega desde Guelffi, en Villa Nueva, que es un campo particular a unos 2 mil metros de Villa Oeste. El recorrido incluye un paseo por toda la ciudad “que es ideal para sacar fotos”, asegura. Por sobre la ciudad se vuela a 400 metros de altura, y por sobre los campos a entre 100 y 200 metros.
“Para el que nunca voló es normal que sienta miedo al principio”, describió Marcelo, pero asegura que “en poquito tiempo se afianza y todos lo disfrutan”.
“La gente queda encantada, ninguno de los que hemos llevado ha quedado asustado”, apuntó, y contó que las sensaciones son totalmente distintas a las de volar en avión “porque acá no tenés vidrio o cabina cerrada, vas viendo el paisaje, a unos 80 kilómetros por hora, volar la ciudad así es una experiencia única”.
Marcelo aseveró que “prácticamente no existen riesgos” de volar con este aparato “si pasa algo, se aterriza en el campo sin problemas, y se toman muchas precauciones”. Una de ellas, y quizás la más importante, es “volar cuando está lindo”, es decir, hacerlo cuando las condiciones meteorológicas son acordes. Lo fundamental es que no haya viento, o que no sea mayor a 10 kilómetros por hora. “El riesgo de que ocurra algo es el mismo que hay al andar en moto o como en cualquier deporte de riesgo”, confió.
Para Marcelo volar es un hobbie y hasta suele realizar viajes cómo el que hicieron los “trikeros” de la ciudad a Entre Ríos el año pasado o a San Luis en abril de este año. “Con tanque lleno se puede andar unas 3 horas”, aclara.
Además, otra relación une a su familia con los trike. Es que, las ala deltas provienen de Ucrania, pero los carros son fabricados por su padre, en nuestra ciudad, para comercializarlos en todo el país.