El sábado pasado se realizó un encuentro de maestras Waldorf en el pre-jardín Alma de Luz, ubicado en barrio Palermo de Villa María.  Marta Fernández Pico, fundadora del Jardín de Infantes Puente de Estrellas, situado en el barrio Villa Belgrano de Córdoba, explicó a EL DIARIO que el objetivo de efectuar estas reuniones (que son bimensuales) es “estar en red”, ya que la pedagogía que aplican “contempla mucho lo social y no podemos estar entonces cada establecimiento por su lado, sino que tenemos que mirarnos uno al otro ya que en el encuentro nos fortalecemos”.

La educación Waldorf tiene sus raíces en las investigaciones del pensador y científico austríaco Rudolf Steiner (1861-1925). Según su filosofía antroposófica, el hombre es un ser trimembrado - tiene cuerpo, alma y espíritu–, cuyas capacidades se despliegan a lo largo de tres períodos de desarrollo en la marcha hacia la adultez: la infancia temprana, la infancia intermedia y la adolescencia.

En abril de 1919, Steiner visitó la fábrica de cigarrillos Waldorf Astoria de Stuttgart, Alemania y les habló a los trabajadores sobre la necesidad de una renovación social, de encontrar una nueva forma de organizar la sociedad y su vida política, cultural y económica.

El propietario de la fábrica le pidió a Steiner que organizara y condujera una escuela para los hijos de los empleados de la compañía, a lo que este accedió pero con cuatro condiciones: que la escuela estuviera abierta a todos los niños; que fuera para ambos sexos; que comprendiera hasta el 12º grado y que los maestros tuvieran la conducción pedagógica de la escuela.

En la Argentina hay seis establecimientos en la región de Buenos Aires, mientras que en Córdoba desde 1998 funciona El Trigal con jardín de infantes y Nivel Primario. Hay también otra primaria en Villa General Belgrano. 

En el contexto del encuentro en Villa María, Marta Fernández dialogó con EL DIARIO.

-¿El Ministerio de Educación aprobó esta pedagogía?

-No en general. En algunos casos sí, por ejemplo en Buenos Aires hay muchas escuelas aprobadas. En Córdoba sólo El trigal, que está en Villa Dolores. Los demás estamos en proceso. Es muy difícil porque esta pedagogía es totalmente diferente a toda otra, contempla al hombre en sus tres partes, no sólo en lo intelectual, es muy completa, abarcando el cuerpo, el alma y el hacer. Los niños salen completos de acá. En primer grado aprenden flauta, música, tienen dos idiomas (por lo general inglés y alemán) desde primer grado, hacen labores, pintura, en tercer grado arman una casita de barro para saber qué es la construcción. Profundizan cada cosa de la vida, porque la educación no es sólo el intelecto sino aprender lo que más puedan para ser un ser humano libre. Cuanto más sabés más podés elegir.

- ¿Qué la asemeja y qué la diferencia de la educación convencional?

-El currículo básico se respeta, es decir se da matemática, lenguas y demás, pero de manera muy diferente. Y se dan por épocas: un período matemática, entonces el niño está inmerso en esa materia. Después toman lengua, después lo otro. Nuestros alumnos tienen la misma maestra de primero a séptimo grado. Esta es una pedagogía del futuro, que todavía no se puede comprender. Estamos fuera del reglamento del Ministerio. Tenemos muchos puntos que no nos aceptan que para nosotros son básicos.

-Si un joven quiere ingresar al Nivel Medio convencional habiendo realizado el primario en una escuela de este tipo, ¿puede?

-Si la primaria no está oficializada por el Ministerio, tiene que rendir un examen en la escuela pública.

Cecilia Cerda, quien también participó de la entrevista, resaltó que en esta pedagogía “el foco está puesto en el proceso madurativo del ser humano y se trata de ofrecer en cada etapa lo que madurativamente se necesita”. “Se la concibe desde afuera como gueto, como una burbuja cerrada de la que cuando el niño sale no sabe cómo adaptarse a la realidad. En realidad lo que se le ofrece es lo que necesita para crecer y eso le permite tener fuerza y capacidad para adaptarse a cualquier situación. No está el foco puesto en que aprenda cosas por aprender sino en qué está necesitando para desarrollarse en esa etapa particular”, describió.

Marta sumó: “Hay maestros que nos admiran, otros que no lo entienden. Cada ser humano necesita, quizás, una pedagogía diferente. Depende de la necesidad de la familia, del entorno, de lo que la familia quiere para el niño. Esta es una pedagogía más”.

Consultadas sobre la inclusión de niños y niñas con discapacidad, coincidieron en que tratan de incluir, pero que no cuentan con maestras de apoyo.

En este sentido, Cerda consideró que “muchas veces hay una pseudo integración” en el sistema educativo común. “Para que un niño esté integrado tiene que desarrollar un proceso como los demás, en la medida en que nosotros podamos garantizarlo el niño se incorpora”.

 -¿Qué hay de cierto en la presunta relación directa entre la dentadura y el proceso madurativo intelectual de la persona? 

-Marta: el ser humano se termina de constituir cuando está la segunda dentición, cuando se le caen los dientitos, eso ocurre por lo general a los 7 años y es el proceso madurativo para entrar al primer grado. 

Cecilia: este es uno de los puntos conflictivos en relación al sistema oficial: la Waldorf, al trabajar en el eje madurativo y no etario, tiene en cuenta la madurez del niño y entonces se ve la caída de los dientes entre otros aspectos físicos de desarrollo. Lo de los dientes es el más anecdótico pero se miran muchas cosas desde lo físico, lo emocional e intelectual.

Finalmente, ambas hicieron hincapié en el permanente contacto con los padres. 

Fernández especificó que esta pedagogía “es un camino juntos entre padres y maestros”. “Es un proceso vivo, muy lindo y social, por eso incluye a los padres”, añadió. Y resaltó que “no es un método; es una mirada, una filosofía muy profunda”.

Cerda, en tanto, aclaró que los progenitores “no intervienen en lo pedagógico, pero en lo que es organización social o administrativa social hay mucho que debatir y la forma la da la comunidad. Por eso cada escuela tiene su propia impronta”.