Eran las 13.30 de ayer cuando, finalmente, con la participación decisiva de un perro rastreador del Grupo K 9, los 70 efectivos y el fiscal Gustavo Atienza, que buscaban desde el lunes por tierra y por aire a Walter Valentino Burgra (71), lograron dar con el productor rural desaparecido el pasado 20 de julio.
El cuerpo sin vida del septuagenario, en evidente estado de descomposición, pendía de una soga atada a la rama de un árbol, en el corazón de un monte de 11 hectáreas, muy tupido, de algarrobos, chañares, espinillos y otros arbustos, cuyo suelo está profusamente alfombrado de un pasto muy alto.
“Fue una búsqueda muy trabajosa ya que el monte, ubicado a dos mil metros del alambrado de la calle, es muy cerrado e intrincado y es fácil perderse dentro. Ingresa muy poca luz solar y casi no hay animales. Supongo que ni los caranchos pueden entrar, porque, a pesar del tiempo transcurrido -la muerte de Burgra, creemos que data del mismo día en que desapareció- el cuerpo estaba bastante conservado”, explicó a la prensa el flamante comisario inspector Mauricio Rantica, quien recibió la nueva de su ascenso en la víspera, cuando logró salir del monte con la noticia del hallazgo.
Cerca, pero lejos
El cadáver de Burgra fue encontrado a siete kilómetros de la casa que abandonara hace 68 días, “hacia el sureste, en línea recta desde La Playosa hacia Pozo del Molle”, indicó Rantica, “en un lugar conocido como Monte las Ramas”
“El cuerpo estaba bastante conservado, creemos que porque los meses pasados fueron fríos y si a eso le sumamos la humedad propia del monte y las pocas horas de luz solar, entiendo que eso ayudó a la conservación. Aunque claro que estaba irreconocible y presentaba fauna cadavérica”, explicó el comisario inspector.
Cabe consignar que la zona ya había sido rastrillada, pero “se trata de un lugar de muy difícil acceso. Y para colmo, desde el aire, en helicóptero, no lográbamos ver nada. Estábamos pensando en abandonar ya la búsqueda cuando el perro olfateó algo y terminó llevándonos al lugar del hallazgo”, narró Rantica.
“Pero las ropas eran las que llevaba Burgra al momento de abandonar su hogar. Y así lo reconoció el propio hijo”, cuya presencia en el lugar fue dispuesta por el fiscal de Instrucción Atienza (ver recuadro).
“Sabíamos que tenía que estar en ese sector. Toda la investigación nos llevaba hacia allí, siempre, pero no podíamos verlo”, explicó Rantica.
Del operativo de búsqueda tomaron parte efectivos de la Departamental, el Grupo Especial, el Grupo Especial de Salvamento (GES) y el Centro de Investigaciones Criminales de la Policía de la Provincia de Córdoba, Defensa Civil de la ciudad de Córdoba, Bomberos Voluntarios de La Playosa, Pozo del Molle y de localidades vecinas.
El cadáver fue trasladado a la morgue para que se le realice la correspondiente autopsia.
La investigación continúa, pero con un gran avance.
