El prestigioso diseñador gráfico Eduardo William Hermes Ruccio, conocido como Sarlanga, falleció ayer a los 85 años.
A lo largo de su extensa carrera se desempeñó en diversos medios gráficos, desde sus inicios en Clarín en al año 1944, cuando tenía apenas 15 años.
Por esos años, fue "bautizado" por sus compañeros como Sarlanga, debido que era fanático del jugador de Boca, Jaime Sarlanga, y siempre lo quería en la tapa del suplemento de Deportes.
“El Sarli”, como le decían sus amigos, desembarcó en Córdoba en la década del 70 para realizar un destacado trabajo en el diario Tiempo de Córdoba. Años después, llevó su talento a La Voz del Interior y La Mañana de Córdoba. También trajo su sabiduría a EL DIARIO, donde se conservan sus enseñanzas. Además colaboró con otras publicaciones de Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Ecuador y Uruguay.
Dueño de mil anécdotas, desbordó optimismo y solidaridad a lo largo de toda su vida. No hay redacción que no hayan oído hablar, al menos alguna vez, del gran “Sarlanga”.
Tiene historias increíbles a partir de sus cualidades. Más allá de sus condiciones profesionales, fue un excelente cocinero. El solía contar con toda tranquilidad que solía cocinarle tallarines a Pablo Neruda, cuando el poeta chileno pasó por Buenos Aires.
También eran conocidos sus desayunos con Jorge Luis Borges, sus discusiones con Eduardo Galeano y sus intercambios, siempre graciosos, con Osvaldo Soriano.
“Ruccio se recibió de maestro. Fue un artista. La vida le sonrió y él fue una sonrisa eterna para quienes lo conocieron. Ayer, decidió salir de viaje. Hasta siempre, maestro”, lo recordaban ayer en La Voz.