“Es corta la bocha”
Venimos siendo bombardeados mediáticamente con un personaje de la farándula (Ivo Cutzarida) quien se ha erigido en un especie de paladín de la Justicia, su discurso, palabra más o menos, pretende la ejecución inmediata del que delinque, atrás de éste se encolumnan y le dan espacio durante todo el día los medios hegemónicos, salvo cuando increpó a Magnetto, al otro día los mismos que lo alabaron lo denostaban sin piedad.
“Robar: 1. Quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno.
2. Tomar para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea.
Asesino: 1. tr. Matar a alguien con premeditación, alevosía, etcétera.
3. Causar viva aflicción o grandes disgustos.
4. Dicho de una persona en quien se confía: engañar en un asunto grave”.
De acuerdo a estas definiciones de la Real Academia Española podemos inferir que los chorros o criminales que nos muestran a diarios y repetidas veces los medios no están solos.
Tanto en el área pública como privada sabemos, conocemos o padecemos a muchos que se enriquecen con maniobras fraudulentas, evasiones millonarias, creación de empresas fantasmas, quiebras o concursos, creados para evitar perder sus fortunas, dejando a mucha gente sin empleo.
También es de público conocimiento la existencia de empresarios que no blanquean a sus empleados, que pagan salarios miserables, o los tienen en condiciones infrahumanas, como ocurre en el sector textil o agropecuario.
La primera parte de la sociedad que menciono es apuntada o criticada con la violencia y deseo de linchamiento, ahora, ¿qué se pide para el otro sector de delincuentes?
No, claro que no, estos últimos están amparados por el poder que les confiere su dinero, la justicia y fuerzas de seguridad corruptas.
Hay una lista importante de exfuncionarios de la democracia que a través de políticas económicas espurias y comisiones que quedaron en sus bolsillos hipotecaron este país de por vida.
No sólo no fueron condenados y nunca procesados, sino que siguen recorriendo los medios para pontificar soluciones a nuestros males.
Sin embargo encajan perfectamente en cualquiera de las acepciones de robar o asesinar, porque aún cuando no haya estadísticas, se puede imaginar la cantidad de muertes que provocan estos negociados, también dejar sin empleo o excluir induce a la muerte y violencia.
Es verdad lo que repite el personaje que da comienzo a esta reflexión, “es corta la bocha”... todavía le falta recorrido para incluir a ladrones y asesinos de mucha más alta jerarquía que el resto. Gracias
D. P.
DNI: 11.445.943