Villa María fue escenario, durante la madrugada de ayer, de un nuevo episodio de violencia, cuando al menos tres delincuentes, que portaban armas de fuego y sólo uno de ellos ocultaba su rostro, sorprendieron a dos empleados de la panificadora Signoretti, cuyo local comercial se encuentra en barrio Sarmiento, luego a la madre del propietario del negocio y finalmente el propio dueño, Jorge Signoretti, de 48 años de edad.
Los asaltantes permanecieron tres horas en el interior de la sala industrial y en un departamento situado en la planta alta del edificio que se erige en la esquina de bulevar Sarmiento y calle Sobral.
Las cuatro víctimas del accionar de los malvivientes fueron atadas de pies y manos, tras ser amenazadas con armas de fuego, al tiempo que exigieron la entrega de todo el dinero, alhajas y joyas que hubiera en el lugar, a la vez que se llevaron teléfonos y numerosos objetos de valor.

A las tres

Jorge Signoretti, en diálogo con EL DIARIO, relató pormenorizadamente lo acontecido en las primeras horas de la jornada de la víspera.
"Al primero que agarraron fue a un empleado que llegó a las 3 y después hicieron lo mismo con otro, diez minutos más tarde (ambos residentes en Villa Nueva). A los dos (de 40 y 43 años) los subieron al primer piso, donde estaba durmiendo mi madre (Nilda Rodríguez de Signoretti), de 72 años, quien está postrada, a quien también ataron", reveló el dueño del lugar.
"Cuando yo llegué, más o menos a las 5.15, me llamó la atención que entré y no vi a nadie. Miré para un lado, miré para el otro y fue ahí donde me pusieron el arma en la cabeza", contó Signoretti.
"Como a los demás, me cruzaron las piernas y me las ataron, al igual que las manos, me hicieron poner la mochila que traía en el piso y me pusieron sobre el suelo, boca abajo, a la vez que permanentemente me repetían que no levantara la vista ni los mirara", detalló el comerciante.
Signoretti refirió que, cuando los maleantes sacaron todo lo que traía en la mochila, encontraron la llave de la caja fuerte, la cual abrieron y lograron apoderarse de todo el dinero que guardaba en el interior de la misma.
En este sentido, se le preguntó si la cifra del dinero sustraído rondaría los dos mil dólares, a lo que el empresario contestó: "Más o menos eso".
Signoretti dijo, incluso, que llegó a "negociar" con los ladrones, "pero ellos querían toda la plata y el oro".
"Recién después de un rato y luego de oír cómo destrozaban todo, pude ver que mi madre y los dos empleados también estaban atados, en el piso de arriba, donde había otros dos tipos", agregó.
"Ellos me pedían la llave de otra caja, que ya es vieja y está (empotrada) en la pared, pero yo les dije una y otra vez que no la tenía, que se la había llevado mi padre", quien precisamente ayer se encontraba de viaje a Chile.

A las seis

"A las seis -precisó el industrial panadero- se fueron, entonces traté de pararme, pero no pude porque me habían cruzado las piernas, por lo que me di vuelta y a los saltitos llegué hasta la puerta de la cuadra, la abrí con el pie y me senté en el umbral, hasta que pasó alguien en moto y me desató."
Allí corrió hasta la casa de un familiar para alertar a la Policía, "sobre todo porque escuché que querían ir (los delincuentes) a mi casa, donde se encontraban mis hijos y señora".
A renglón seguido, Signoretti tuvo palabras de elogio y agradecimiento para con la Policía y los Bomberos Voluntarios, "porque en sólo tres minutos llegaron no menos de diez efectivos, mientras lo bomberos atendieron a mi madre, que está medicada".
Dijo que, afortunadamente, "no estaban mis hijos ni mi padre ni mi esposa", a la vez que estimó que, "para mí son de acá", porque "hablaban igual que nosotros" (sin tonada).
Por otro lado, indicó que los cuatro fueron atados "con cuerdas que traían ellos" y señaló en varias oportunidades que "hicieron un desastre" porque "rompieron todo".
El empresario, quien sufrió el primer robo, apuntó que, "casi seguro, había alguien u otros afuera, tal vez con algún auto, porque noté que hablaban mucho por el celular", a la vez que no conoce aún el detalle de todo lo que "se llevaron", “porque nos quitaron todo (celulares, cadenitas, pulsera y otros objetos), incluso a los dos empleados, y hasta dos valijas grandes donde había ropa de mi mamá".
Expresó que su madre, quien a raíz de su enfermedad se moviliza con la ayuda de un trípode, fue asistida "y ahora está en casa, en mejor estado"; al tiempo que dijo que "me pegaron un culatazo en la cabeza, pero estoy bien".
A una cuadra del lugar, los delincuentes perpetraron otro asalto el sábado a la noche, cuando llegaron a la despensa situada en bulevar Sarmiento y Mitre, pero en esa oportunidad el comerciante logró zafar de los ladrones, pero no pudo evitar que le robaran.