Escribe Pablo Luna Broggi

La soleada tarde de domingo, luego de los festejos por el aniversario de la ciudad, presentaba como espectáculo principal justamente el clásico villamariense con más ediciones en la historia. River recibía en su reducto a Unión Central, con la certeza de estar de frente ante la última posibilidad de acercarse a los puestos principales de la Zona A y soñar aún con clasificar a los play offs, algo que no consigue desde hace varios años.

Por su parte, los dirigidos por Jorge Negrette eran conscientes de que un triunfo los posicionaría no sólo en puestos clasificatorios, sino que los confirmaría como serios candidatos al liderazgo de la zona.

Este condimento, especial para ambos, fue contraproducente desde un principio para los protagonistas. Era mayor el miedo a perder que las ganas de ir en busca de la victoria. Los nervios no permitían romper estructuras y el agobiante calor fastidiaba el ánimo de los jugadores, elevando la temperatura en cada roce o discusión.

Una jugada por cada equipo, y de poca peligrosidad, fue el corolario de un primer tiempo muy pobre que además dejó un saldo de dos expulsados. A los 30’ el árbitro Cristian Atorri decidió que el juvenil “millonario” Julián López y el experimentado mediocampista “aurinegro” Martín Delfino se vayan a duchar antes de tiempo, luego de unos manotazos entre ambos que provocó un “revuelo” general, en el cual salió beneficiado Leandro Ledesma, quien agredió al propio López y debería haber visto también la cartulina roja, pero la esquivó y siguió en cancha.

Las emociones y los goles estaban guardados en el vestuario y se sacarían a relucir en el complemento. A los 20 segundos se suscitó la primera acción de riesgo y fue Jacobo Bachaninni quien debió estirarse al máximo para detener un remate con destino de gol por parte del visitante. A los 2’ Marinelli profundizó con Contreras, pero “Teté” no pudo conectar con precisión, sacando un remate demasiado débil que diluyó el peligro.

Sin embargo, un pase preciso, largo y punzante de Gino Tais logró sacar a River del asedio inicial que le propinaba su rival y encontró a Richard Brusa mano a mano ante un Ambrossio que salió lejos del arco y nada pudo hacer cuando el hábil delantero de la “banda” decidió tirarle el balón por encima, para decretar el uno a cero parcial.

Poco le duró la alegría al conjunto local, porque cuando quería comenzar a rearmar su juego y sacarle provecho a la ventaja conseguida, un tiro libre de Paul Marinelli empardó el tanteador en el “pozo” de barrio Almirante Brown. Quizás la justicia deportiva se hizo presente en la casa de River, porque el empate era lo más acorde a lo que sucedía en el campo de juego.

Los goles sacudieron la modorra reinante en la mayoría de los presentes y advirtieron de que algo más podía suceder. Los ánimos se calmaron y ambos equipos comenzaron a jugar, con más protagonismo de un River que era el que más necesitaba los tres puntos.

Y la ansiada victoria llegó luego de un discutido penal cobrado por el juez principal del encuentro. García dominó el balón sobre el costado izquierdo del área “aurinegra” y Gaido lo cruzó fuertemente. A simple vista no pareció falta, pero el contacto existió y la astucia del juvenil riverplatense le permitió al goleador Richard Brusa estirar su cuenta personal, estirando el 2 a 1 definitivo a favor del local.

Aún quedaban 15 minutos de juego, pero Unión Central no tuvo más fuerza para ir en busca del empate. Nunca se encontró con su juego y sufrió demasiado la ausencia de Jonathan Zabala. 

River hizo su negocio a la perfección y ganó un encuentro decisivo que lo posiciona en puestos expectantes de cara la clasificación.