Escribe Juan Manuel Gorno
Hay diferentes formas de despedida. La que Alumni le hizo ayer a su director técnico, Carlos Mazzola, fue de las buenas, de las que tranquilizan.
Lejos del fastidio o la incertidumbre por la noticia de la inminente partida del entrenador a otro club (Instituto), el equipo villamariense ganó (1-0) por primera vez en Plaza Ocampo; también por primera vez no le convirtieron goles y, después de un largo tiempo, le dijo a su gente que está para pelear arriba en la Zona 17 del Federal B, algo que cambia el clima, más allá de los pesares.
Mazzola se puede ir tranquilo. El equipo que armó está lejos de las grandes luces, pero esta vez se sacó de encima a un rival difícil, Pacífico de General Alvear, para conseguir tres puntos que lo depositan en el segundo lugar de la tabla y con buenas perspectivas para lo que viene.
Quizás la incertidumbre que generó la situación del propio técnico, en la previa al encuentro, hizo entrar al equipo contrariado en los primeros minutos, en los cuales se evidenció mejor la propuesta de Pacífico.
Con jugadores rápidos para cortar los circuitos de juego del rival, el visitante presionó bien y por momentos tapó como planeó las subidas de Joel Manzanares y Maximiliano Villa, los volantes externos. Entonces Alumni necesitó imperiosamente de Sebastián Godoy, pero este no recibió la pelota con claridad y tampoco se encargó de darle un mejor destino cuando la tuvo. En síntesis, Alumni quedó cortado al medio y arrancó tirando pelotazos a cualquier lado.
Recién después de los 15’ el equipo villamariense mejoró su faceta, sobre todo cuando Esteban Canelo acompañó a Villa en el traslado de la pelota por el sector izquierdo. Precisamente, a los 18’, Villa se filtró en el área, bajó de pecho un pelotazo largo y sacó un tiro rasante que hizo revolcar al arquero Hernán Marcó.
A esa altura ya se anunciaba una tendencia: el arquero visitante estaba seguro. Y también se avizoraba que el goleador debutante de Alumni, Conrado Besel, entraba errado.
A los 33’, el delantero recibió un pase largo de Sebastián Godoy para darle de primera, pero el remate salió desviado.
Más allá de las situaciones, el partido se debatió bastante en el medio, sin riesgos en los arcos contrarios y con una falta de ideas para el juego que terminó por derribar todas las ilusiones a los que fueron a ver buen fútbol.
Mientras Pacífico no conseguía trasladar sus buenas intenciones hasta los últimos metros (donde careció de peso específico), Alumni no redondeaba un par de toques profundos.
La paciencia parecía agotarse en las tribunas cuando, a los 42 minutos, Canelo escapó hasta el fondo con pelota dominada y envió el centro al primer palo. Allí apareció el verdugo de los mendocinos, Federico Chiocarello (había convertido dos en San Rafael), quien definió de primera, de zurda, y provocó el estallido del gol tan esperado. Un gol que permitió barajar y dar de nuevo.
Pacífico debió salir más arriba en el segundo tiempo y Alumni, que había padecido goles en los últimos segmentos de los tres partidos anteriores, estaba llamado a ser más inteligente y menos inocente.
Lo del visitante cayó de maduro. El equipo de Julián Sánchez intentó de todas maneras, pero mejoró recién cuando saltó a la cancha el habilidoso Martín Alegre, quien trabajó como enganche y se conectó seguido con sus compañeros de ataque, pero estos no anduvieron en el mismo nivel.
Mazzola hizo lectura y trató de encontrar más recuperación con el ingreso de Lionel Strumia, para más tarde modificar la zona media con la subida de Canelo y el traslado de Villa al medio, aunque el equipo estuvo algunos minutos con tres delanteros por el ingreso de Emanuel Bolzzico y la salida de Sebastián Godoy. En ese lapso, Alumni pudo haber aumentado en tres chances: la primera con un tiro libre de Liendo que intentó peinar Besel y que sacó muy bien el arquero Marcó. En la segunda con un penal (claro empujón de Villalón a Chiocarello) que el propio Besel no ejecutó bien y que atrapó el seguro portero mendocino. Y en otra con un contragolpe que Bolzicco, tras pase de Besel, no logró finalizar con astucia.
Estaba claro entonces que Alumni debía “aguantar” el resultado, función que le cayó al pelo a Nahuel Caler y compañía para frenar la búsqueda infructuosa de Pacífico.
Los mendocinos se lamentaron porque, en el cierre, ni un tiro de esquina salió derecho. Y Alumni terminó celebrando tres puntos fundamentales para el futuro. Tres puntos que acompañan una despedida, sin dramas.
La figura
Hernaán Marcó. Si bien no atajó muchas, el portero de Pacífico impidió un resultado más abultado a favor de Alumni porque tapó algunos tiros con mucho riesgo y hasta atajó un penal. Siempre seguro, la incertidumbre del resultado se estiró hasta el final gracias a él.
El arbitro
Gastón Monsón Brizuela. Con autoridad y concentración, el riotercerense redondeó un partido prácticamente sin fisuras. Lo complicó el segundo asistente cuando le marcó a Alumni una posición adelantada increíble (el jugador no había pasado la mitad de la cancha), pero en lo demás no hubo problemas. El penal existió y el juez lo pitó rápidamente.