Un caso en Río Cuarto ha dado el alerta sobre la enfermedad llamada leishmaniasis, cuando una familia compró un perro de raza shar pei en España. Este presentaba lesiones en la piel por lo que hicieron la consulta al veterinario. Tras varios estudios y teniendo en cuenta el origen del animal, un país con leishmaniasis endémica, pudo confirmarse el diagnóstico a través del laboratorio. El animal debió ser sacrificado.
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria zoonótica grave que afecta a personas y perros.
Se transmite a través de la picadura de un insecto muy pequeño de 2 a 4 milímetros, denominado flebótomo, conocido también como plumilla, carachay o mosca de la arena.
Son insectos nocturnos, su mayor actividad se registra al atardecer. Su cuerpo está cubierto de pelos finos y la posición de sus alas sobre el abdomen es en forma de V. Se alimentan de fuentes naturales de azúcar, pero las hembras requieren de la ingestión de sangre para poder madurar sus huevos. Durante el día, buscan protección en lugares oscuros, grietas, troncos de árboles, vegetación, madrigueras de roedores. Se reproducen en ambientes con materia orgánica, basura, etcétera, la que sirve de alimento a las larvas. No se reproducen en ambientes acuáticos.
Cuando el insecto pica a un perro infectado con el parásito, al tomar su sangre, también lo ingiere. La próxima vez que pique a otro perro o persona, el parásito pasará a ellos infectándolos.
Distribución en Argentina: provincias del norte como Misiones, Salta, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero son áreas donde se registra esta enfermedad. Sin embargo, el vector está en dispersión continua invadiendo nuevas áreas, apareciendo casos en Santa Fe y Entre Ríos.
Reservorio y factores de riesgo: el perro es el principal reservorio de leishmaniasis visceral. El ser humano es un huésped accidental. Los cánidos salvajes, los roedores y los equinos pueden ser reservorios.
Existen factores de riesgo directamente relacionados con el hombre que favorecen la dispersión de la enfermedad, como la urbanización, migración, deforestación, malnutrición, enfermedades inmunosupresoras y deficiente saneamiento ambiental. En países no endémicos, el padecimiento está en aumento debido al tráfico internacional cada vez mayor de turistas acompañados por sus mascotas.
El grupo de riesgo principal lo constituyen los trabajadores rurales, personas que viven en zonas selváticas y viajeros en busca de turismo ecológico.
Síntomas: en humanos se presentan tres formas clínicas: leishmaniasis visceral la más letal, la cutánea y la muco-cutánea.
En los caninos se presenta la forma cutánea y visceral o bien puede ser asintomática.
Es importante saber que los perros con o sin síntomas pueden transmitir la enfermedad.
Diagnóstico: el diagnóstico clínico es difícil de establecer, debido a la gran variedad de signos clínicos y debe ser confirmado en laboratorio por métodos parasitológicos, serológicos.
Tratamiento: se incluye el tratamiento de los animales afectados, sin embargo, éstos siguen siendo infectantes al vector.
Profilaxis: la ausencia de vacunas efectivas hace que se tengan que poner en práctica otras medidas destinadas al control de esta enfermedad. Hasta el momento la más efectiva es la prevención con:
1- Control del vector: disminuyendo la proliferación del mismo a través del uso de insecticidas en las zonas afectadas y destrucción de su hábitat.
2- Reducción del contacto hombre-flebótomo: evitando su picadura, a través del uso de mangas largas, pantalones y calzado cerrado al aire libre, uso de repelentes, evitando estar al aire libre al atardecer (horas de mayor actividad del insecto). Colocar telas mosquiteras en puertas y ventanas. Mantener el patio desmalezado. Evitar el traslado de perros sanos hacia zonas endémicas.
3- El control de su reservorio: el perro doméstico. Esto está directamente relacionado con la tenencia responsable de las mascotas:
- Controlar la salud de la mascota en forma periódica, concurriendo al veterinario para su control.
- Si vive en zonas endémicas aplicarle repelentes a la mascota y evitar que deambule por las calles.
- Si presenta algún síntoma como decaimiento, falta de apetito, caída del pelo, descamación de la piel en ojos y hocico, crecimiento exagerado de uñas, seborrea escamosa, deberá llevarlo inmediatamente al veterinario.
Finalmente no se deben minimizar los riesgos asociados al traslado de mascotas o al importar un ejemplar como fue este caso. En Argentina no es requisito, la prueba negativa para leishmaniasis al ingresar una mascota al país, lo que constituye un riesgo sanitario grave, sólo se exige: certificado sanitario oficial del país de origen, que el animal no posea síntomas evidentes de enfermedades infecciosas (recordar que esta enfermedad puede ser asintomática) y certificado de vacunación antirrábica. Para vuelos dentro del país se exige certificado de salud y vacunación antirrábica expedido por un profesional veterinario privado.
Para concluir debemos reconocer esta zoonosis como una enfermedad emergente y sin control efectivo en la región, por lo que es fundamental su vigilancia epidemiológica junto a la acción preventiva por parte de la comunidad.
Dra. Gabriela Demilta
médica veterinaria
MP: 3619