Como un destino escrito desde un largo tiempo, el apellido Arzubialde se ligará nuevamente a Alumni.

Héctor, el técnico, y Alberto, su hermano y “profe”, fueron confirmados para retornar al club y encarar un tercer ciclo después de la sorpresiva partida de Carlos Mazzola a Instituto. Y así, el equipo villamariense comenzará el lunes, en San Rafael y ante Huracán, un ciclo renovado, aunque con la mente fija en seguir sumando en el Federal B, donde marcha segundo.

El propio Arzubialde avisó ayer que volverá al club donde mantiene un afecto especial después de vivir emociones fuertes con el ascenso, en 2006, y el descenso, en 2013, hechos que lo marcan fuertemente en la historia fortinera.

Precisamente, el 7 de agosto del año pasado, el segundo ciclo de Arzubialde finalizó de la peor manera, en uno de los golpes más duros de su carrera y del club.

Con lágrimas en los ojos, en la noche de reválida de Tres Arroyos, tras el “injusto” triunfo de Brown de Madryn, los hermanos Arzubialde pidieron perdón ante el público que siempre los apoyó. Y se fueron, cabizbajos.

Habían llegado como bomberos en el desenlace de una historia complicada y, a pesar de la salvación primaria ante Racing, en el Kempes, en la noche de los penales atajados de Scalzo, el objetivo no se cumplió.

Pasó un año y casi dos meses, el equipo deambuló por el Argentino B, mientras Arzubialde se quedó en su casa. Hasta ahora.

“Sentí mucho el descenso de Alumni, me dolió bastante porque sé lo mucho que tuvimos que trabajar para ascender. Me costó recuperarme desde lo anímico”, contó ayer Héctor.

“Me caractericé como una persona con bastante personalidad para salir de los malos momentos y tener equilibrio en los buenos, pero me dolió muchísimo ese descenso, por eso me tomé mi tiempo, tuve algunas posibilidades de trabajo que deseché, esperando mejores que luego no vinieron. Y ahora estaba con mejores posibilidades de trabajo, pero la realidad es que, por una u otra causa, no volví a trabajar”, agregó.

Pasó el tiempo y Héctor renovó el vínculo y las energías.

“Aprendí a querer al club y a comprometerme con esta camiseta”, indicó, para luego remarcar que volverá “como siempre, dando el máximo”.

 

El elegido
 

Arzubialde fue elegido por encima del otro candidato, Cristian Domizzi, luego de una charla que mantuvo con el presidente de Alumni, Sergio Hidalgo, quien más tarde confirmó que Víctor Bengoa se hará cargo del equipo en la Liga Villamariense, tras la partida de Gustavo Miranda.

De esta manera, lo que quedaba confirmar era el resto del cuerpo técnico del plantel superior, ya que Héctor llegará con Alberto, pero restaba consensuar una tercera persona.

Anoche, al cierre de esta edición, el nuevo DT de Alumni buscaba “arreglar algunas cuestiones personales” en su Alta Gracia para viajar a Villa María y comenzar a trabajar, posiblemente mañana.

“La gente nos conoce y conocemos a la gente; tal vez mi último paso hará que algunos no me recuerden tan bien como en el primero, pero tengo el mismo hambre de lograr cosas, de seguir creciendo y voy a hacer todo lo posible para crecer junto a Alumni, nuevamente”, aseguró.

Como en las otras dos oportunidades, el técnico llegará con un plantel que no pudo elegir, aunque estima que la realidad es diferente. Por eso expresó: “La apuesta del club, en este momento, pasa por un trabajo con un promedio de edad muy bajo dentro de su plantel; es un plantel que prácticamente a mí no me conoce, salvo dos o tres jugadores que trabajaron conmigo como Nahuel Caler, Esteban Canelo y algunos pibes. No conocen mi forma de trabajo, así que será un desafío mutuo de sacarnos el mayor provecho cada uno para beneficio de Alumni”.

Ni bien se enteraron de su llegada, hinchas enviaron mensajes de apoyo al programa radial “Tiempo de Deportes”, de FM Sport, que lo entrevistó por la tarde. Y allí surgió la inquietud por saber si Héctor, quien suele ser bien visto en Talleres, no dejará el barco como lo hizo Mazzola, cuando tenga la oportunidad.

En ese sentido, Arzubialde fue claro y, si bien entendió a Mazzola, recalcó: “En los equipos donde dirigí me unía un sentimiento”.

“En Alumni tuve dos posibilidades para irme, estando en el club, y había tomado un compromiso, primero con los jugadores, luego con la gente, con Eduardo Accastello, con Adrián Arzeno y Guillermo Morelatto que me fueron a buscar. Uno empieza a tomarle cariño al club”, manifestó.

“Uno a veces se deja llevar por el afecto y con el corazón y a veces no le pagan de la misma forma, entonces si te vas, te dicen que sos un mercenario, que vas detrás del dinero, que no valoraste el lugar… Pero el fútbol da para todo y yo no soy quién para juzgar a las personas”, añadió.

Por último, sobre el equipo, destacó que “parece tener gol. Y tener gol garantiza situaciones que tendrán réditos”.