Fue entre los años 1960 y 1964, cuando presidía la gestión del Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba, Luis Atos Domínguez, que crearon delegaciones en Villa María, Villa Dolores, San Francisco, Bell Ville y Río Cuarto, a las que luego se sumaron Laboulaye, Marcos Juárez, La Falda, Cosquín y Cruz del Eje.
En 1972, Villa María adquirió notoriedad al iniciarse las jornadas notariales cordobesas, encuentros que se convirtieron en un foro internacional de discusión de las problemáticas jurídico-notariales.
En la historia
Por otro lado, la presencia del notario apareció en Córdoba en el momento fundacional de la ciudad. El 6 de julio de 1573, por indicación de don Jerónimo Luis de Cabrera, el escribano de su majestad, don Francisco de Torres, redactó lo que fue el primer documento notarial: el acta de fundación de la ciudad de Córdoba, dibujando a su pie el escudo de armas que, para siempre, identificaría a los cordobeses.
Desde entonces, la figura del notario es inseparable de la vida relacional y de la seguridad de los negocios jurídicos de Córdoba, en particular, a través de la función del escribano de Cabildo.