Desde que asumió en diciembre de 2007 Guillermo Cavagnero vivió 16 partidas de funcionarios de su Gabinete. Salvo un caso, los demás renunciaron a sus cargos. Algunos lo hicieron por motivaciones personales ajenas a la función pública, como Marcela Unzueta (que atravesaba un momento personal que desde su visión no le permitía cumplir con su rol de manera adecuada) en Cultura o Jimena Calderón (quien se fue a otra provincia luego de ser madre) en Salud, pero muchos otros lo decidieron por razones estrictamente vinculadas a su trabajo.

La más reciente y quizás la más polémica de su gestión le estalló a Cavagnero esta semana, cuando Florencia De Simone se fue apuntando hacia Natalio Graglia, pero hubo otras salidas similares que hicieron menos ruido, quizás porque casi todos eligieron el silencio a la hora de cerrar la puerta.

Ayer, EL DIARIO accedió en el Ejecutivo a la copia de la renuncia de Gabriela Frossasco a Acción Social, ocurrida en diciembre del año pasado. “No me compete juzgar cómo entienden otros las responsabilidades que les incumben, ni en qué medida se subordinan a los intereses superiores de la gestión posponiendo los propios, pero yo considero que es un deber inherente a la función y a su observancia me atengo. También es verdad que no creo posible desempeñar honrosamente una alta función pública si al hacerlo se compromete el  propio honor o la honra familiar. La defensa del interés público y de la honorabilidad personal jamás deberían resultar incompatibles, por el contrario son premisas que se integran, se complementan y se fortalecen recíprocamente. Mi conducta personal jamás se ha apartado de este punto de vista y también por eso considero que ha llegado el momento de poner fin a mi desempeño”, fueron sus elocuentes argumentos.

Sus palabras traen a la memoria la renuncia de Griselda Esparza, quien en septiembre de 2008 señaló: “Fui educada en un hogar modesto, donde abundó la hombría de bien de mi padre, la bonhomía de mi madre y por sobre todas las cosas la honestidad de los dos. Honestidad de la que no me voy a apartar absolutamente por nadie y por ningún motivo. Si me voy, no quiero que piensen que lo hago por cobardía, sino por responsabilidad, por responder fielmente a mis principios. No me voy por cobardía, me voy haciendo honor a mi honradez”. Acto seguido, denunció la falta de apoyo del Gobierno: “La función social de mi trabajo había pasado a segundo plano y hasta a veces en el olvido”.

Otros apuntes que surgen del análisis de las alteraciones del Gabinete en casi siete años son: 

- El médico Laureano Fraga dijo que no tenía asegurado el personal del hospital. 

- Guillermo Díaz señaló que no iba a hablar sobre los motivos de renuncia y Emanuel Pavone se pronunció dos años y medio más tarde en igual sentido, aunque aclaró que con Cavagnero estaba “todo bien”. 

- Reinaldo Navarro se fue porque quería pelear la Intendencia en 2011. 

- Alicia Gorno padeció varios cortocircuitos; incluso en una ocasión no apareció por Salud durante varios días y estuvo al borde de la renuncia. 

- Angela Forneris permaneció sólo tres meses. 

- A Carlos Vivas lo echaron porque se filtró en EL DIARIO que consideraba en un expediente que el boliche “Aruba” estaba en condiciones de funcionar, hecho que a Cavagnero no le gustó.

 

Diego Bengoa