¿Sorpresa?

 

Si hay algo en Villa Nueva que no sorprende, es la decadencia en el área Cultura. No cada año, más bien cada día, baja un escalón más.

Que EL DIARIO publique estos días que ha renunciado la secretaria de Cultura, no nos produce sorpresa, sino disgusto.

Se reitera una acción gubernamental, que reafirma la verdad de estas dos últimas gestiones municipales.

A nadie extraña ver otra vez descabezada el área, tan descuidada, tan castigada por la insensibilidad y la ignorancia de quienes ostentan el poder.

Si algo tiene Villa Nueva de gran valor, es la historia.

No sólo la historia inserta en las páginas de esta joven Nación, sino también la historia de su gente, de esta sociedad inédita y de una comunidad que fue creciendo, transformándose, adaptándose a los nuevos tiempos. Nada para desperdiciar.

Con estos largos y tediosos años de las dos gestiones últimas, fueron apareciendo desafíos que no se repetirán y que esta gestión ignoró, no apoyó y le dio la espalda.

Primero constituyó la Junta Municipal de Historia democráticamente, con un escaso número de ciudadanos que sí estuvieron a la altura de las circunstancias, para luego del primer período, cambiarle la cerradura al recinto de reuniones para que los pocos interesados en el tema desertaran. Ni siquiera tuvieron en cuenta que estaban ahí, por una Ordenanza que los hacía custodios del Archivo Histórico.

Durante los primeros tres años que presidí esta Junta, nos fue cuestionado el trámite que iniciamos para realizar un Relevamiento del Patrimonio Cultural de la ciudad, nos retaron como a niños por los escasos pesos que costaba esa tarea tan necesaria para saber qué teníamos que preservar ( y que aún tenemos en estas cuatro manzanas con que iniciamos la vida de este bendito pueblo el 7 de octubre de 1826).

Gracias a este trabajo responsable por el cual cobró sólo el gasto de nafta y material el arquitecto Pajón y la museóloga Paola Pérez, hijos de este pueblo, hoy nos conocemos y podemos ostentar con orgullo una singular identidad. 

Nos apoyaron a regañadientes, que es como no darle la importancia que en realidad tiene.

¡Para qué vamos a hablar del ambicioso proyecto de un Salón de Actos y un local adecuado para la Biblioteca Luis Roberto Altamira y la ampliación y conservación de la Casa de la Cultura, (inquietud de mucha gente y que conocía el doctor Zannini, al cual le envié el pedido en las propias manos del señor intendente y que nunca gestionó) …para qué vamos a agregar que restauramos la glorieta del Parque, y que esta gestión no supo , no pudo o no quiso conservarla con un “toquecito” cada año, como hacemos todos en casa con los bancos y sillones del patio.

El Museo, iniciado con las pertenencias de la familia Pereyra-Villasuso  (donantes de la Casa) y enriquecido con lo que generosamente ofrecieron ilustres ciudadanos de esta vieja ciudad, quedó arrumbado desde la primera gestión actual.

Por todo esto no nos sorprende la actitud, francamente autoritaria de un funcionario venido hoy a concejal por intereses políticos  con el solo fin  de sostener un poder que ya fenece, ni tampoco nos extraña el silencio del intendente, que no es, el silencio de los inocentes.

Sólo me queda agregar que conozco a Florencia De Simone desde muy pequeña, frecuentando mi casa para jugar con una de mis nietas, su compañera de sueños.

Por eso no dudo en darle la razón a esta joven que con tanta ilusión, responsabilidad, entusiasmo y preparación, asumió este desafío, quiso subir los peldaños de la excelencia a la que nunca la dejaron llegar.

Y aunque parezca un tanto burdo… digo que hay adultos de no hacer ni dejan de hacer.

Respetuosamente, a la ciudadanía que lee y medita en lo que EL DIARIO, sencillamente tranfiere. 

 

Carlota Molina de Moreno