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Los alumnos ayudan a descargar después de la formación |
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Libertador San Martín, Jujuy. El enorme cargamento humanitario que fue producto de la solidaridad de miles de villamarienses, villanovenses y habitantes de la región fue depositado ayer por los voluntarios-veedores en la Escuela Nº 4111 "Juan XXIII" ubicada en el paraje Yariguarenda, (tierra de sapos), en las proximidades de Tartagal.
Allí, la directora del establecimiento educativo Sandra Quiroga; el cacique de la comunidad de 400 familias de Yariguarenda, Angel Valdez y los veteranos de Malvinas Oscar Cruz y Jesús Tarraga; agradecieron a la ciudades cordobesas, y regalaron artesanías a los visitantes en señal de amistad y reciprocidad.
Minutos antes, los voluntarios, acompañados por alumnos, padres, docentes y no docentes habían descargado el enorme cargamento de la misma manera que el 23 de febrero lo habían hecho en la escuela "Coronel Uriburu" en el centro del Tartagal.
La entrega del nuevo cargamento en Yariguarenda, limitantes 13 kilómetros de Tartagal y 3 del santuario de la Virgen de la Peña, fue consensuado por los viajeros luego de escuchar las alternativas ofrecidas por los veteranos de Malvinas, quienes habían realizado un relevamiento a su pedido.
Esta comunidad, que nuclea a unas mil seiscientas personas, que habitan las faldas de los cerros, había sido muy afectada por el alud de 2006 y ahora al estar algo alejada, aún no tuvo turno en las actividades de asistencia, tras el nuevo desastre del 9 de febrero último.
El contingente de las Villas, llegó al lugar pasado el mediodía. Y una vez que los niños terminaron las clases y recibieron su ración de comida, se procedió a descargar el camión con la ayuda de todos los presentes y lugareños que se fueron convocando unos a otros. Todo en un clima de sentida convivencia.
Luego, de la emotiva despedida, con palabras agradecidas de uno y otro lado, los viajeros pudieron hacer una recorrida por las calles de Tartagal. La ciudad intenta recuperar su ritmo, aunque en sus arterias se multiplican las imágenes que hablan del desastre.
Equipos de limpieza con agua a presión, y trabajadores con las más comunes de las palas, luchan contra la tierra que volvió a ser barro después de la lluvia que no cesa desde el fin de semana.
Máquinas viales y topadoras vienen y van. En la puerta del Regimiento de Infantería de Monte Nº 28 aún hay gente que espera algo. Adentro de la unidad militar, los veedores "vieron" y fotografiaron miles de bolsones que no han sido repartidos, incluso cuando ha pasado más de un mes del alud.
Fuera de ahí, muy cerca, un vehículo de gran porte enviado por el Sindicato de Camioneros era custodiado por la Policía y se hallaba rodeado de gente. Un poco más allá, en el lado oeste, al costado de las vías, se mezclan en proporciones semejantes las casas que quedaron en pie y las carpas que albergan familias. Sólo desde el bulevar principal es posible contabilizar una treintena. Y, calles adentro en la misma dirección, el número se multiplica hasta las laderas mismas de los cerros.
Aún hoy, los vecinos salen al encuentro de los visitantes, para acusar a la petrolera Refinor, que "dinamita" en la búsqueda de petróleo, "creando inmensos cráteres que luego son lagunas que amenazan con nuevos aludes".
"Los desmontes para la soja, son una parte de la verdad y Refinor es la otra parte", aseguran pobladores de Tartagal.
Más tarde llegó la hora del regreso.
- "A todos los que hicieron posible estas donaciones y a quienes nos dieron el honor de custodiarlas, muchas gracias."
- "Elegimos a los veteranos de Malvinas de una manera simbólica: para que ellos nos fiscalizaran y que con la ayuda del pueblo no pasara lo de 1982, cuando no recibieron esa ayuda de Malvinas."
- "Misión cumplida."
Son algunas de las frases que recogieron nuestros periodistas entre los integrantes del grupo. Ellos traen cientos de fotografías que muestran la entrega del cargamento y todo lo emotivo que la envolvió. Seguramente, en próximas ediciones las podremos compartir.
De momento, los cálculos dicen que en la campaña (y sus dos envíos) participaron unas quince mil familias de las dos Villas y la región. Es decir, quince mil abrazos de unos argentinos de acá a otros de allá.
Y eso también es la Patria.
Textos y fotos:
Sergio Vaudagnotto y Juan Pablo Morre
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