“Creemos firmemente en la necesidad de un cambio a estas formas más que en un mero cambio de nombres. Creemos que, sin importar el partido que gobierne, los períodos de mandato deben estar limitados porque es necesario que los proyectos dejen de ser de Gobierno para ser de Estado. Cambiar para que todo cambie”.
Las palabras fueron dichas por el titular de la Unión Cívica Radical (UCR) Departamental, Gustavo Bustamante.
El dirigente hizo un análisis de la realidad actual y de los tiempos que vienen.
En ese contexto, tiró varias preguntas: “¿Es realmente un cambio al justicialismo de los Kirchner lo que pueda llegar a proponer el justicialismo de Scioli o de Massa? ¿Implica un cambio real a la administración justicialista de De la Sota la alternativa justicialista de Accastello o Schiaretti? Y en nuestra ciudad, ¿se podría decir que algún postulante del justicialismo puede ser una opción de cambio al justicialismo de Accastello?”.
“El justicialismo ha gobernado la Nación más de 20 años desde el retorno de la democracia, hace casi 31 años atrás gobierna la provincia de Córdoba y Villa María desde 1999.
La bonanza económica vivida en estos últimos años prohijó un nuevo régimen justicialista que se apoderó nuevamente del Estado transformando lo que debería ser el proyecto de todos en una nueva oportunidad desaprovechada”, remarcó Bustamante.
En otro de los pasajes de su opinión, el dirigente destacó: “Tras una década de ingreso de riquezas sin precedentes al país, el agotado modelo justicialista de los Kirchner nos sitúa en una realidad con inseguridad, problemas de empleo, recesión, pobreza e inflación; las mismas condiciones del inicio.
Es ante la obvia retirada del justicialismo oficial, que surge la ya repetida oferta de cambio, pero, ¿que es lo que debemos cambiar? ¿Un cambio de nombres para que nada cambie? ¿O un verdadero cambio de formas con una concepción ética diferente?
El partido que gobierna la Nación, la provincia y la ciudad ha generado liderazgos personalistas con pretensiones de eternizarse en el poder, liderazgos megalómanos que prometen cohetes espaciales, trenes bala o plantas de residuos que generan energía; liderazgos que pretenden ser más grandes que los proyectos que conducen, por lo que cada proyecto termina anclado a una persona que necesariamente debe detentar el poder.
Así, en pos de favorecer estos liderazgos se desdeñan las leyes y hasta la Constitución”.
Seguidamente, Bustamante insistió en la necesidad de un cambio de formas.
“La gestión no debe personalizarse porque entendemos que los gobiernos deben ser de leyes, no de hombres y, en este sentido, estamos convencidos de que no debe verse al intendente o gobernador o presidente como un ser supremo al que la sociedad le debe los logros de gestión, sino como un representante de la comunidad que tiene un mandato popular que cumplir de la mejor manera”.
Bustamante también consideró que los cargos públicos deben estar en manos de hombres probos.
“Nuestra sociedad viene padeciendo la consecuencia de mandatarios con vocación dinástica y que han transformado al Estado en una empresa familiar en detrimento de la calidad de gobierno.
Creemos que, sin distinción de banderas, el Gobierno que asuma deberá tener en el diálogo su herramienta fundamental y que su fortaleza política deberá radicar en la capacidad de concertar y no en la de imponer.
Un gobierno con coraje debe ser capaz de someter sus iniciativas a la consulta intersectorial y procurar consensuar los aspectos más importantes de su gestión”.
Finalmente, precisó: “Todos hablamos de cambio, pero no todos interpretamos al cambio de la misma manera; esta es nuestra interpretación de cambio y es la que proponemos. No es tan difícil, es cuestión de voluntad y decisión porque si queremos, si realmente queremos, podemos cambiar”.