El binomio integrado por Alberto y Carlos Repetto con un Fiat 1500 del año 1969 fue el primero en arribar a Posadas, cumpliendo con la segunda etapa del XII Gran Premio Argentino Histórico, que organiza el Automóvil Club Argentino, conmemorando 110 años de su fundación.
Con una verdadera fiesta popular, en la plaza principal de la capital misionera, se vivió una noche inolvidable para los miles de aficionados que se acercaron al lugar, para darles el apoyo a los participantes y ver de cerca las verdaderas “joyas mecánicas”, que se están mostrando por los distintos caminos, sobre los cuales una vez más la lluvia se hizo presente.
Pese a ello y teniendo en cuenta, la primera presencia de estos autos por esta zona, el público dio la nota al colocarse al borde de los caminos, manifestándose en muchos casos con vítores y banderas argentinas, de acuerdo a lo informado por los organizadores.
Ayer se cumplía con la tercera de las seis etapas previstas, con finalización en el stand de la petrolera YPF en el predio de Tecnópolis el sábado venidero en donde se producirá la entrega de premios, luego de transitar por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Misiones.
Este evento deportivo, más simbólico que competitivo, hace recordar aquella magnífica travesía del año 1948 denominada “Buenos Aires-Caracas”.
Un villamariense, Darío David Ramonda, el “Davo” corrió con su “cupecita” y quedó para siempre en el recuerdo y el anecdotario de la ciudad y del país automovilístico.
Decía la revista Corsa en un artículo del año 2009:
“Fue hace 61 años. No tenían GPS ni radios para comunicarse, u otros medios que le facilitarán su carrera. Enfrentaron terrenos desconocidos, desiertos, alturas superiores a los 1.000 metros, siete países y hasta conflictos políticos y sociales.
Su gesta fue tan importante que se la consideró un hito no sólo del deporte, sino también de la historia de la Argentina y toda América del Sur. Es que así se denominó ese Gran Premio, aunque con el tiempo se conoció simplemente como la “Buenos Aires-Caracas”.
Tal vez no se repitan las hazañas de aquellos próceres que dejaron su huella en los caminos de la región. No habrá un “Caballero del Camino” como Eusebio Marcilla rescatando a un accidentado Juan Manuel Fangio, tampoco un novato llamado José Froilán González, ni los hermanos Juan y Oscar Gálvez con su talento innato arriba y abajo del auto, o por caso dos jóvenes buscando su camino en la vida como Darío Ramonda y Ricardo Risatti, el primer exponente de una exitosa generación de pilotos. Ni mucho menos un Domingo Marimón, el que quedó en la historia por su triunfo.
