A poco de presentarse en Villa María para dar un recital esperado, Germán Daffunchio, vocalista, compositor y guitarrista de Las Pelotas, conserva un mensaje innegociable: “Siempre está el corazón metido en lo que hacemos”, dice, con simpleza, para demostrar que la banda es una apasionada de la música y el arte, más allá del paso del tiempo.

No es para menos. Las Pelotas se presentará el sábado (en el Club Ameghino), en el marco de la gira por el disco 5x5, que refleja -con CD y DVD- el festejo por los 25 años con la música, aunque Daffunchio lleve la marca indeleble de haber pertenecido previamente a la mítica Sumo. Sin dudas, “una vida con esto”, tal como ayer le contó a EL DIARIO en una entrevista telefónica.

Muy lejos del divismo que acostumbran exhibir muchos con quienes comparten el podio mayor del rock y muy cerca de la humildad que denota la verdadera grandeza. Así se mostró Daffunchio en el diálogo, para dejar en claro de qué se trata Las Pelotas, ese grupo histórico cargado de fieles que saben reconocer la buena música.

-Villa María ya disfrutó la banda en otras oportunidades. ¿Hay una química con la ciudad?

-Sí. Hace bastante que no vamos. Villa María es una de las ciudades cordobesas de la música. Estamos con muchas ganas de ir a tocar allá; hace bastante que no tocamos y es bueno reencontrarse con esa gente.

-¿Se podría decir que es una etapa de festejos de la banda?

-Es el festejo de los 25 años, al mismo tiempo estamos trabajando en un disco nuevo. Pero más que nada lo del último disco fue encontrar una imagen del aniversario.

-En ese recital hay temas de Sumo y varios de los primeros discos. ¿Es un volver a los orígenes?

 -Más que nada fue recordar distintas épocas. Fueron muchos discos. Y en el recital hicimos sólo una cuarta parte de los temas que tenemos.

Mucha gente especula con sacar un disco de su aniversario, pero nosotros lo hicimos para que quede marcado para la posteridad ese festejo. No lo hicimos como una intención de ‘hacer un disco nuevo’. Igualmente lo que ha quedado es el festejo de lo que pasó esa noche y estamos muy contentos con los resultados.

-¿Qué balance pueden hacer de estos 25 años?

-No somos de hacer mucho balance, aunque creemos que en estos 25 años hay historias, diferentes cosas por las que fuimos pasando. Nos manejamos como nos hemos manejado siempre, sobre todo por la independencia artística, eso de hacer lo que sentimos y decir las cosas que queremos decir. En ese sentido es un balance tremendamente positivo, más allá de lo que cuesta llevar adelante día a día toda la maquinaria. Realmente estamos muy agradecidos y cada vez que tenemos que tocar es el mejor momento de nuestras vidas. Desde siempre tocamos por todo el país para compartir con la gente lo que sentimos. 

Luca (Prodan) siempre me decía que ‘las verdaderas bandas se hacían tocando’. Y el verdadero público reconoce al que sigue tocando, no al que saca un tema lindo y desaparece. Gracias a Dios tenemos mucha historia y tenemos un público que nos quiere de verdad y al cual queremos de verdad.

-Se refleja en la fuerza que le ponen; el entusiasmo con el que están tocando es asombroso…

-Nos gusta lo que hacemos. Si el músico no lo disfruta, la gente recibe eso. Nunca hacemos las cosas iguales y siempre está el corazón metido en lo que hacemos. Disfrutamos mucho el arte, poder componer… Es una vida completa dedicada a esto.

-Al mismo tiempo, hay temas como Capitán América, de los viejos, que son casi como himnos que se adaptan a la realidad. ¿Lo ves así?

-Es una cosa extremadamente gratificante por un lado darse cuenta de que hay temas que son completamente actuales. Hay un tema, ‘Corderos en la noche’, del primer disco, que hablaba justamente de un país de gente ‘cordero’, de esos que agachan la cabeza… Esa actitud de corderos. Es un tema que hicimos hace tiempo y, sin embargo, está más actual que nunca porque uno se pregunta: ¿qué pasa con la gente que no reacciona? Y es un poco eso. Ahora, por otro lado está buenísimo que haya temas que sean himnos.