El accionar de los martilleros y corredores públicos es amplio, pero está perfectamente definido por el marco legal.
El martillero es quien preside las ventas en remate público y practica tasaciones, valuaciones y peritajes de cualquier clase de bienes de tráfico lícito que se realice por orden judicial, de entes oficiales o de los particulares.
Interviene en todos los actos de intermediación en la venta de bienes muebles (es decir, los que se caracterizan por su movilidad y posibilidad de traslación, como, por ejemplo, un auto) y de bienes inmuebles (por ejemplo: casas, departamentos, etcétera), asesorando, promoviendo o ayudando a la conclusión de contratos de compraventa y alquiler de inmuebles.
Administra, por otro lado, inmuebles comunes y afectados al régimen de propiedad horizontal, velando por los intereses de propietarios individuales y consorcios edilicios.
Por otro lado, participa como auxiliar de Justicia en todos los procedimientos conducentes a la subasta de bienes muebles e inmuebles y derechos de contenido patrimonial (como es el caso del derecho a la propiedad intelectual), contribuyendo a hacer efectivas las sentencias dictadas por los tribunales.
Hoy celebran ser verdaderos profesionales de la intermediación.
Por eso, en su día, bajamos el martillo y rematamos un saludo para todos ellos.