El girasol recupera competitividad frente a otras alternativas agrícolas, aseguraron desde Asagir. Aunque la demanda internacional de cereales y oleaginosas no cede, los precios de los commodities agrícolas se desplomaron como consecuencia de una súper producción mundial de granos, liderada por la cosecha norteamericana que en estos días está concluyendo con un nuevo record productivo. En ese marco, el girasol es el grano que presenta la menor caída y vuelve a ganar terreno entre las opciones de siembra de los productores argentinos. La mejor posición relativa que ofrece esta oleaginosa se sustenta por diversas vías. Con las actuales cotizaciones para la nueva cosecha, el girasol es una de las mejores alternativas y una de las más competitivas en muchas zonas agrícolas del país. Aunque debe aclararse que esto se encuentra enmarcado en el actual contexto de baja rentabilidad agrícola general, motivada por el retraso cambiario y la elevada carga fiscal.
También existen otras fortalezas del girasol que están empujando la siembra. Una de ellas es que ofrece distintas alternativas de producción -por ejemplo, frente a los lotes con presencia de malezas “problema”- y a la vez permite optar por diferentes oportunidades de negocios, ya que está la posibilidad de sembrar híbridos Linoleico, Alto Oleico o Confitero, en sus versiones convencionales o Clearfield. Un ejemplo es el crecimiento de la superficie sembrada con girasol alto oleico, que en la campaña 2014/15 rondará las 250 mil hectáreas, empujada por el aumento de la demanda, fundamentalmente de la Unión Europea, y la menor competencia que en esta alternativa ofrecen Ucrania y Rusia que no producen girasol alto oleico.