Días pasados, tuvo lugar un encuentro de profesionales y estudiantes relacionados con el desarrollo de trabajos acerca de la historia local y regional. Entre quienes expusieron en esa jornada desarrollada en el Centro Cultural “Leonardo Favio” estuvo la joven Constanza Valera, tesista de la carrera de Historia en la Universidad Nacional de Córdoba. Expuso acerca de una temática relacionada con sucesos del pasado de Villa María. Como nos interesó conocer más sobre su trabajo y la concepción acerca de la historia que pone en juego en su tarea intelectual, la entrevistamos para esta nota.
Su llegada a la historia
En la jornada, organizada por el Instituto Municipal de Historia, Valera presentó un trabajo titulado “Militancia obrera y estrategia armada: el copamiento de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María”. Antes de abordar este tema le preguntamos, a esta joven de 26 años, acerca del surgimiento de su interés por el estudio del pasado y nos comentó que desde niña fue muy lectora. Entre los libros que la llevaron a comprender que el pasado puede tener claves para entender el presente nombra “Las venas abiertas de América Latina” del uruguayo Eduardo Galeano. Paso seguido recuerda lo inspiradora que fueron las clases de una profesora que tuvo en el último año del Nivel Medio. Pero al iniciar la carrera aún dudaba si su vocación pasaba por la abogacía o la historia, pero al avanzar en el cursado de la carrera, la misma fue seduciéndola.
Para ella, ahora, dice, la historia “es una pasión” pues descubrió que “no sólo es una rama del saber o una profesión que uno elige, sino una forma de incidir en la sociedad y cambiarla”. Allí diferencia entre la pasión por el saber histórico y el compromiso social. Así es que destaca que el trabajo desde la historia “debe cumplir un rol en el cambio de la sociedad”. Desde esa posición remarca que en su profesión debe tenerse “compromiso social… con las luchas, de la clase obrera, del pueblo, de los sectores marginados. Y no tanto desde ese costado positivista que nos han inculcado en cuanto a contar ´la verdad´. No creo que ese sea el rol del historiador, muy por el contrario no existe una verdad ontológica”. Aclara que para ella el historiador debe ser comprometido social que “si no se imbuye en la realidad que escribe no tiene razón de ser” y claro que no sólo habla del pasado.
Pensar las lógicas
Leo un artículo de El Diario sobre esta temática, en este mismo suplemento, hace ya más de tres años y me despertó una chispa acerca de cómo un hecho así era desconocido para mí ¿por qué nunca me lo habían comentado?” Luego aclara que si bien ella es nacida en Villa María su familia no es originaria de aquí, quizás eso hizo que la memoria oral no jugara su papel para que se enterara de los sucesos de 1974 pues, dice que “charlando con la gente noto que este hecho está muy plasmado en la memoria de la gente” pero destaca que quizás no se ha debatido lo suficiente. Recordemos que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) tomó la mencionada fábrica en agosto de 1974.
Luego de ese primer contacto con el tema, empezó “a investigar, a interesarme. Ya estaba desarrollando trabajos, en una cátedra, en temas contemporáneos, del Siglo XX. Entonces le comenté al profesor el interés por este tema, sin tener mucha información acerca del mismo, de fuentes, ni nada. El acepta ser director de mi tesis y comenzamos a trabajar”. Explica que su investigación tiene dos focos “por un lado el copamiento en Villa María y lo que implicó localmente y, por otro lado, el PRT-ERP”. Es decir que no sólo analiza la noche del 10 de agosto de 1974 sino que intenta indagar acerca de la lógica política acerca de ese tipo de accionar. Puntualiza diciendo que en el país “hubo siete copamientos a cuarteles por parte del ERP”. Destaca que esa metodología de lucha fue “bastante novedosa en los movimientos guerrilleros de los setenta. No se trató de algo que fue común a todas. Es algo particular que después fue retomado por otras organizaciones”. Para analizar esto, indaga en las relaciones que este tipo de metodología tuvo con el foquismo desde la hipótesis que luego de experiencias poco exitosas que se dieron en distintos lugares después de la Revolución Cubana, los líderes del PRT-ERP sacaron lecciones y realizaron críticas al foquismo como tal, pero en la praxis reivindicarían mucho de esa estrategia. Constanza avanza en el planteo para analizar una suerte de rearticulación de la relación entre la lucha campesina y la urbana, a partir de una visión crítica de las especificidades argentinas. Se encuentran críticas a la par de ciertas continuidades en la práctica concreta de la lucha. Entonces Constanza sintetiza este análisis en el interrogante acerca de “la lógica política y militar que subyace” en la referida metodología de lucha del ERP.
En la jornada de historia participaron varios jóvenes con trabajos acerca del pasado local y regional. La mayoría de ellos trabajando fuera del denominado objetivismo, cuestión que plantea una continuidad con ciertos cambios que se vienen produciendo en relación a la manera de encarar los estudios históricos regionales. La renovación es importante y hace que deje de verse el pasado como un espectáculo montado para ser observado por el estudioso. Un espectáculo al cual se accede mediante documentos y que sucede sólo para ser descubierto por el entendido en la materia. La renovación en los estudios históricos locales hace que, lógicamente, llegue un enriquecimiento metodológico y la producción de nuevos materiales que entrarán en un sano debate con otras posturas.
Indagamos a Constanza acerca de la importancia de que los villamarienses investiguemos y estudiemos hechos como el que ella ha presentado. Manifiesta que es de suma importancia el estudio y los debates, sin que los intercambios se trasladen al terreno de cuestiones, que si bien tienen su importancia son transversales, como el secuestro de Larrabure o el papel de los conscriptos. Cosas que, más allá de su relevancia, no son exclusivas de la toma de la Fábrica Militar de Villa María.
En sintonía con discusiones que se están dando en diferentes ámbitos universitarios habla de la necesidad de estudiar esa época, pensarla, debatirla e incluso mirar las razones por la cuales han sido clausurados algunos debates que sí estaban abiertos en aquellos años. Con su juvenil pasión señala que deben retomarse algunos de ellos e incluso discutir, sin olvidar los aportes de la historia, cuestiones como “qué ideal de democracia aspiramos”. Con entusiasmo señala que, siempre dentro de la historia local y regional, existe mucho trabajo para hacer. Puntualiza que eso no sólo es necesario en Villa María, sino también en muchos lugares donde se ha escrito la historia bajo los cánones positivistas. Remarca “creo que hay que rediscutir las categorías instaladas, hacer una historia más plural, más diversa. Desde el debate es interesante, con los jóvenes colegas que como yo se están iniciando en la investigación hay muchos proyectos para desarrollar”.
Ella aún no ha terminado su tesis, pero viene avanzando muy bien en ese estudio que sería el primero de magnitud desde lo historiográfico acerca de la problemática. Por ahora ha podido acceder a las fuentes, “en los Tribunales Federales de Bell Ville, donde está la causa iniciada en 1974, me han atendido muy bien… los dos audiovisuales producidos en el último tiempo me sirvieron para contactar personas, para ver algo de lo contextual. El primero, de la Universidad Nacional de Córdoba, aborda el contexto social. En tanto el de la Universidad Nacional de Villa María principalmente el contexto villamariense”.
Constanza comparte mucho más de su estudio, pero esta nota tiene un límite. La cerramos con la esperanza de haber mostrado el entusiasmo por el pasado, y el presente, que tiene su generación de estudiosos de la historia local y regional. Entusiasmo, capacidad y esperanza en contribuir a la construcción de una sociedad mejor.