El pasado viernes falleció Antonio Lipe, uno de los deportistas locales que durante muchos años practicó con gran dedicación atletismo y basquetbol. Tenía 89 años y hasta hace pocos años había continuado con la práctica del atletismo, compitiendo en torneos de veteranos de diferente nivel.
Había nacido el 21 de agosto de 1925, en Río Segundo, era hijo de españoles que habían llegado desde Zaragoza y el sexto de siete hermanos. Con el tiempo la familia se radicó en Villa María, en la calle Ramiro Suárez, frente a la de Pedro Modesto “el Flaco” Requena, que era un atleta de nivel provincial, a través del cual se vinculó en el atletismo, dado que lo observaba entrenar a diario.
Hizo la primaria en el Colegio José Ingenieros y la secundaria en la “Escuela del Trabajo”. Estudió mecánico tornero. En la década del 40 se fomentaba especialmente la actividad deportiva y con 15 años participó de una competencia atlética. Por falta de presupuesto, en esa institución no había un profesor de Educación Física y la actividad estaba a cargo del docente de Tecnología, Federico Fabreguete. Varios años después, egresados de la institución pidieron a los directivos que nombraran como profesor de Educación Física a Guillermo Evans.
En 1943, Lipe egresó de la secundaria e inmediatamente ingresó como trabajador de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivo, cuando su director era el teniente coronel José Manuel de Olano.
A fines de 1944, comenzó a vincularse con distintos compañeros de trabajo que practicaban atletismo. Eran tiempos en que los entrenamientos se realizaban todas las tardes en el patio de la casa de Ramón Servando Torres (más conocido como Guillermo Roldán), que se ubicaba entre las calles Entre Ríos y Dante Alighieri, en el denominado por entonces Barrio de los Parques (hoy General Paz). Los que practicaban en ese lugar estaban enrolados en el Club Athletic, cuya sede se encontraba en la casa de la familia Palacios.
Allí se formaron varios de los pioneros de la actividad regional, como Guillermo Roldán, Antonio Lipe, Guillermo Evans, Aldo Ruffinatti, Luis Seco, Pivatto, entre otros, quienes entrenaban a las órdenes de “el Viejo” Fuentes.
Por entonces, se había constituido la Federación Atlética Villamariense, que era presidida por Agustín Lipe, uno de los hermanos de Antonio y otro pionero del atletismo local.
Durante un torneo interno realizado en la Fábrica, “el Cabezón” Lipe, como lo llamaban, gana en 100 metros llanos, salto en largo y en otras pruebas de las que participa. Dos años más tarde era el segundo mejor atleta del país en los 400 metros llanos, condición que mantuvo cerca de un lustro.
Por esos tiempos los mismos empleados de la Fábrica Militar formaron la Asociación “Fray Luis Beltrán”, logrando un gran impulso a través de su subdirector, y de donde surge la figura de Guillermo Evans, que en 1948 representó a nuestro país en los Juegos Olímpicos de Londres.
Por entonces, la misma Fábrica Militar organizaba campeonatos con trabajadores, en dos categorías: Libres y Federados y los competidores representaban a los gremios.
Lipe en esos años participaba de torneos regionales y nacionales y participaba activamente del gremio de ATE.
Pero con el golpe de Estado de 1955 (rebautizada como Revolución Fusiladora), la entidad dejó de funcionar. Desde entonces los atletas compitieron en condición de Libres.
Por esos años, Lipe también jugaba basquetbol en el Club Almagro, junto a otros jugadores como Bogarello, Lazos, Ferreyra y Raúl Pidoux. Jugó hasta que cumplió 40 años. También realizó el primer curso de técnico, organizado por la Asociación Cordobesa de Básquet, siendo posteriormente técnico de clubes de la región y la selección villamariense de este deporte.
Lipe en Almagro formó parte de uno de los planteles más inolvidables de la institución, donde lograron varios campeonatos en la Asociación Regional Villamariense, antecesora de la actual Asociación de Basquetbol de Villa María.
También fue profesor de Educación Física en un colegio secundario de Las Perdices, durante 17 años.
Tuvieron que pasar cerca de 15 años para que el atletismo local se reorganizara regionalmente, hasta que fue reorganizada por Evans y Roldán.
Trabajó en la Fábrica hasta 1976 cuando la dictadura militar lo cesanteó por pertenecer a la Comisión Directiva de la Asociación de Trabajadores del Estado. Finalizada esa oscura etapa del país retornó a la actividad gremial en ATE.
Ya veterano, con 70 años retornó al atletismo participando de un torneo de veteranos que llevó el nombre de su amigo “Guillermo Roldán”, que había fallecido tiempo antes.
Su retorno a la actividad fue en distintas pruebas de campo (particularmente el lanzamiento de bala, donde logró varios records en categorías veteranos), participando en 2003 en un Nacional de Veteranos, ganando en Bala.
Con el mismo entusiasmo que mostraba cuando era joven, ya con 80 “abriles” en su almanaque biológico, siguió concurriendo al Polide
portivo para entrenar cotidianamente, hasta hace pocos años.
Era un singular personaje, con un bagaje de innumerables anécdotas de sus épocas de deportista federado. A diario solía concurrir a una confitería de calle Buenos Aires, a compartir un café con sus amigos.
El pasado viernes, falleció a los 89 años, y en la mañana de ayer, sus restos fueron sepultados en el cementerio parque La Naturaleza.
