El Club Colón de Arroyo Cabral está de luto. Ayer sepultaron los restos de Julio César Tacca, un recordado jugador de fútbol y básquet que tuvo la institución y que supo dejar huella desde lo deportivo y lo humano.
Tacca, quien falleció a los 64 años, víctima de una enfermedad que lo aquejaba desde hace varios meses, se destacó por talento y sacrificio, dos cualidades que el simpatizante de Colón siempre supo resaltar con aplausos.
“A mí todo me costaba el doble”, supo contar Julito. Y no era para menos. Medía un metro y medio, pero en ese cuerpo bajito se las ingeniaba para realizar maniobras formidables que reflejaba la materia prima existente en Arroyo Cabral cuando se trata de deporte.
Era zurdo, aspecto que suele ser suficiente para explicar un talento.
En los clásicos de básquet, el bajito no pasaba desapercibido. Jugaba de base y se preocupaba por cuidar la naranja como pocos, eludiendo a los lungos rivales.
En el fútbol, Tacca era el diez, el enganche, el hombre que una tarde quedó en la historia porque metió un golazo, de chilena, que le permitió a Colón ganarle el clásico a Rivadavia, con todo lo que eso significa para el pueblo cabralense.
Afuera del deporte, Julito fue un personaje de la ciudad, que ayer lo despidió con grandes recuerdos.