Es la obligación democrática de todo radical la que hoy me motiva a escribir estas líneas en referencia a Antonio Cafiero, líder justicialista, uno de los últimos hombres del círculo íntimo del General Perón. Se fue, pero quedará como ejemplo para las futuras generaciones que abrazamos los colores de la vida republicana, democrática y federal.
Jamás se le discutió a Cafiero cuál era su orientación ideológica o a cuál partido político pertenecía, jamás se puso en duda la fidelidad al justicialismo, será por su carisma, por su actuar o simplemente porque, como hombre respetuoso de la Constitución, no dudó ni un segundo en luchar por la democracia recuperada, dejando de lado intereses personales o partidismos.
Ese 1987, como dije anteriormente, no dudó en acompañar al presidente Raúl Alfonsín en aquel nefasto levantamiento carapintada que pretendía quebrantar el orden democrático. Será por eso (...) que juntos son acreedores y les vale el título de demócratas con mayúsculas.
Eran adversarios políticos, pero entendían que la política se hacía con el trabajo y esfuerzo de todos.
Sus palabras de despedida, en 2009, al expresidente radical fueron: “...Yo tuve dos maestros en la vida que me enseñaron todo lo que sé o mal sé. Uno se llamó Juan Domingo Perón; el otro, Raúl Alfonsín...".
Cafiero destacó que “...un buen político sólo es aquel que tiene sueños y Alfonsín tenía sueños, soñaba con la juventud y con otros partidos...”. (...) sus sueños eran restaurar la democracia en la Argentina, hacer de la Unión Cívica Radical un partido fuerte y poderoso, transformarlo en una gran fuerza transformadora, soñaba en que el consenso y la reflexión habrían de imperar alguna vez en la vida argentina, desplazando a los excesos demagógicos o al desconocimiento que guían el accionar político.
El hombre cercano a Perón terminó diciendo en aquel discurso: "Alfonsín fue un predestinado porque nació con una misión a cumplir y no rehusó a cumplirla". Sentenció: "Alfonsín es de todos".
Sin ánimo de extenderme, termino diciendo que es por cómo concebía la política y sus reflexiones que nos sentimos consternados ante su fallecimiento. Y siguiendo con su lógica y su pensamiento, me animo a sentenciar (salvando las distancias) que Cafiero pasó a ser de todos, pasó a la plana mayor de la historia argentina para ser recordado como un político de ley que supo estar a la altura de las circunstancias.
Felipe Botta
Integrante de la Juventud Radical