La visita

Desde unos días antes de la llegada del coronel se repartió un volante llamando a la cita. Decía que la misma era en “El Parque de Villa Nueva el día 28 de octubre”. El acto estaba previsto para las 13.30 horas y el aviso, con la foto del “Coronel Don Juan Domingo Perón”,  señalaba que sería un “gran banquete popular en homenaje al excelentísimo vicepresidente de la Nación, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión”. La comisión organizadora invitaba  a concurrir a este acto “como así también a la inauguración de un monolito que perpetuará el histórico Paso de Ferreyra”, elemento que aún se encuentra a la vera del Ctalamochita en el Parque Hipólito Yrigoyen de Villa Nueva.

 

Perón llegó la mañana de aquel sábado en el tren Rayo de Sol, desde la Capital Federal. Las circunstancias de la visita están documentadas en el libro “Historia popular de Villa María” de Bernardino Calvo. Allí se comenta que una multitud esperó al coronel en la estación ferroviaria, pero el coche dormitorio en el que viajaba fue desenganchado en Las Playas y desde allí el visitante fue conducido a la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos. Allí lo recibieron el gobernador provincial, oficiales militares y demás autoridades. Luego se trasladó al centro de Villa María, compartió un vermú en el local de la Unión Ferroviaria para luego concurrir a la vecina Villa Nueva donde se desarrolló el acto en el cual quedó inaugurado el monolito que recuerda el antiguo Paso de Ferreira. De ese acto participaron miles de personas, muchas de ellas provenientes de otros puntos de la provincia (se había declarado asueto en varios departamentos provinciales). Luego que hicieran el uso de la palabra algunos locales y el propio Perón, junto al Batallón 13 de Infantería, delegaciones de entidades agrarias de toda la provincia, las autoridades se dirigieron a la Plaza Centenario de Villa María. Por entonces la misma había sido nombrada como “4 de junio” en honor a la fecha del golpe de 1943. Allí hablaron el teniente coronel Manuel De Olano, director de la Fábrica Militar, Esteban Piacenza, titular de la Federación Agraria Argentina, y Juan Domingo Perón.  Luego se dio un vino de honor en el Club Sarmiento para, posteriormente, baile y cena en el Casino de Oficiales de la Fábrica Militar de Pólvora.

 

La organización de la visita estuvo a cargo de una comisión organizada el 22 de septiembre en la sede de la Biblioteca Mariano Moreno en una reunión presidida por el director de la Fábrica Militar, que  fue quien el 16 de ese mismo mes había viajado a Buenos Aires para formalizar la invitación a Perón. Esta comisión quedó presidida por  Manuel Modesto Moreno, comisionado al frente del municipio de Villa Nueva, e integrada por Braulio Zanotti, Andrés Coronel, Cristóbal Licheri, Faustino Maldonado, Serafín García, Carlos Vijande, Luis Rossa, Victorio Musseta, Renato Marchionatti, Antonio Gaitán, Angel Cámpora, José Pérez Pazo, Salvador Blanco,  Mariano Caicoya (Presidente de subcomisiones),  Arnaldo Ramos, Juan López Castro, Tomás Casas, Andrés Villasuso, Erasmo Bressán, Isidro Calderón, Héctor Villasuso  Novo,  José Medina Astor, Arturo Paradella, Francisco Pedrazzani, Clodoaldo Maestro, Joaquín Puente, Orestes Güelfi, Arístides Cassali, Carlos Di Fabio, José Rossa, Aurelio Lazo, Aníbal Olmedo, Sebastián Gutiérrez, Juan Zanotti, Ricardo Motagner, Santos Caicoya, Miguel Cafaro, Santiago Giambroni, Angel Gabetta, José Carballo, Domingo Frossasco, Juan Pereyra, Antonio Pérez, Enrique Carranza, Pedro Suárez, Juan Romero, Eudocio Domínguez, Emilio Grassani, Nicolás Salas y Lorenzo Piazza.

 

Conceptos 

Como dijimos en oportunidad de su visita Perón entre otros cargos ocupaba el de secretario de Trabajo y Previsión. La situación social era de crisis y estas ciudades cordobesas no escapaban a esa realidad. Para conocer algunos de los pensamientos que entonces socializaba Perón, recurrimos a un discurso que pronunció en agosto de 1944, tal cual referimos al inicio de esta nota. Allí textualmente señaló: “No creo que la solución de los problemas sociales esté en seguir la lucha entre el capital y el trabajo”, también expresó que “las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más peligrosa, sin duda, es la inorgánica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes. La falta de una política social bien determinada ha llevado a formar en nuestro país esa masa amorfa. Los dirigentes son, sin duda, un factor fundamental que aquí ha sido también totalmente descuidado. El pueblo por sí, no cuenta con dirigentes. Y yo llamo a la reflexión de los señores para que piensen en manos de quiénes estaban las masas obreras argentinas, y cuál podía ser el porvenir de esa masa, que en un crecido porcentaje se encontraba en manos de comunistas, que no tenían ni siquiera la condición de ser argentinos, sino importados, sostenidos y pagados desde el exterior”.

El sector comunista es una preocupación que aparece claramente en el discurso de Perón quien, incluso habla de cómo enfrentó, en una circunstancia determinada, el accionar de los sindicatos liderados por adeptos a esa ideología que no coincidía con la de él: “Las fuerzas obreras estaban formadas en sindicatos en forma más o menos inorgánica. El personal que prestaba servicios en las fábricas, alguno estaba afiliado a los sindicatos, y otro no lo estaba; pero muchos sindicatos contaban con un 40 por ciento de dirigentes comunistas o comunizantes. A los tres meses de producirse la Revolución, nosotros, que observamos vigilantes el panorama obrero, tropezamos con la primera amenaza, consistente en una huelga general revolucionaria. El Ministerio de Guerra, que había obtenido su información por intermedio de su servicio secreto, fue el que tomó en forma directa la onda, la fijó más o menos, estudió el panorama, y cuando pensó en llegar a una solución, estábamos a tres o cuatro días de esa huelga que debía producirse irremisiblemente. Reunimos los dirigentes, como aficionados, ya que no teníamos ningún carácter oficial. Hablamos con ellos; los hombres estaban decididos” luego agregó que la medida de fuerza pudo posponerse una semana lo que les dio “la posibilidad de accionar en forma directa sobre otros sindicatos que no estaban de acuerdo, sino por presión, porque sabemos bien que los dirigentes rojos trabajan a las masas, no sólo por persuasión, sino más por intimidación. En esas condiciones nos fue posible tomar el panorama obrero y elevarlo”.

Esto sólo son algunos de los conceptos que expresaba el Perón del 44, el mismo año en que visitó estas ciudades hermanas hace casi setenta años.