Escribe Damián Stupenengo
La intensidad que Ameghino le aplicó a cada aspecto de su juego fue fundamental para conseguir una cómoda victoria sobre Unión Central por 106 a 59 en el primer partido de la serie final de la segunda ronda del Torneo Asociativo “Américo Primo” de mayores.
Esa intensidad es la que convierte a Ameghino en un equipo que desgasta, por la presión que ejerce en defensa, ya sea a campo completo o esperando al rival, por la forma en que hace de los contragolpes un arma letal y porque a todo esto lo sostiene con una importante rotación de jugadores que no permiten que haya algún tipo de desfasaje desde lo físico ni grandes figuras desde lo individual.
El viernes por la noche lo sufrió Unión Central, que apenas pudo sostenerle el ritmo en el primer cuarto, pese a que lo perdió por 14 puntos (29-15).
Esa diferencia en el primer chico sólo le costó al local cuatro minutos, cuando metió un parcial de 17 a 5 (13 a 0 en dos minutos) solamente apostando a correr cuando su rival perdía la pelota.
El conjunto que dirige Walter Albert ajustó y endureció la defensa y el segundo cuarto se hizo algo más trabado en el arranque. Pero eso no impidió que Ameghino pudiera seguir ampliando su ventaja, que ya era de 20 después de tres minutos de la segunda parte.
El problema de Unión estuvo en ataque, porque nunca encontró los caminos ni la efectividad suficiente como para que el esfuerzo defensivo tenga sustento al momento de intentar recortar puntos de diferencia. Por eso fue aflojando, cayendo dentro de una telaraña de frustración a la que Ameghino lo sometió y con la que encaminó la victoria tan temprano como en el final del primero tiempo, que fue 58-34.
Mucho tiempo por delante, pero poco por jugarse es lo que quedó para la segunda parte. El tercer cuarto fue aplastante. Unión apenas pudo marchar 9 puntos en esos 10 minutos y la ventaja fue de 30 para los “Leones” cuando todavía restaban siete por jugarse.
Unión es un equipo corto, cuyas piernas estragadas comenzaron a pasarle factura por la impotencia de tener en frente un equipo que no para de correr, presionar y anotar.
A Unión Central le costó demasiado conseguir un punto en esa etapa y Ameghino fue el director de orquesta que dijo cuándo el encuentro debía entrar en ritmo frenético y cuándo había que hacerle una pausa. El 85-43 en el final del tercer cuarto era una sentencia definitiva, pese a que aún quedaban 10 minutos por delante.
Ese último cuarto fue sólo una anécdota. Los técnicos tuvieron la posibilidad de hacer ingresar a jugadores que habitualmente no lo hacen, ya que tuvieron minutos de sobra, para decorar un resultado final en 106 a 59, en un partido que ya tenía dueño desde mucho antes.
La victoria de Ameghino es una confirmación, un paso adelante en búsqueda de un título que desde hace años nadie parece poder estar cerca de arrebatarle.