Horacio Gallardo (22) está internado en la sala 3 de Salud Mental del hospital de Bell Ville, donde es atendido desde que tiene 10 años debido a que padece retraso mental grave, ceguera, psicosis y epilepsia. Es paciente de la psiquiatra Cristina Merlo.
Días atrás, la madre del joven, Claudia Villarroel (43), denunció que su hijo es maltratado.
“Desde los 8 años se le comenzó a dar medicación para adultos. Le pido por favor a la doctora Merlo que no necesito de su indiferencia, sino de su ayuda. Me dijo que tenía el alta antes de ayer (por el lunes) y podía traerlo, pero para mí es imposible por carecer del lugar necesario debido a mi precaria vivienda, ya que, además, por su patología es un niño que al entrar en crisis rompe todo, por lo que necesito un dormitorio exclusivamente para él, sólo con una cama de cemento, una puerta y una ventana.
Cuando lo han puesto en el método de contención o calabozo, atándolo, me han dicho que es con el fin de resguardarlo. Sin embargo, últimamente, como él no ve, ante cualquier grito, es puesto en el calabozo.
Merlo se ofreció a darme la comida del hospital y los inyectables si me lo traía a casa y me dijo que más no se le podía dar, ante la posibilidad de generar un problema cardíaco”, contó la mujer a Informa Bell Ville.
“Hoy tengo terror de ir al hospital sola a buscar mi medicación y terminar internada en sala 12. Tengo enfermeras que me van a salir de testigos de todo lo ocurrido. El año pasado vino golpeado y realicé la correspondiente denuncia a supervisión. Supuestamente, iban a sacar a la enfermera, que, incluso, no lo atendía ni le daba la comida en la boca, habiendo dicho que a Horacio no lo tocaba más.
No sólo le han pegado, sino atado e, incluso, llegaron a decir “¿no será la loca de la madre que abusó de él?” (refiriéndose a mí)”, expresó la denunciante al portal de la ciudad del sudeste.
“Me anunciaron que a Horacio lo trasladaban a la sala 1 a Oliva. Sin saberlo yo, ellos hacen un descargo a Fiscalía, donde decían que yo no estaba conforme con la atención, pues muestro las fotos a Omar Díaz, jefe de la sala 3. Sin embargo, el médico jefe de la sala me desmintió dicho traslado, diciéndome que no tenía conocimiento de ello.
De ahora en adelante, me presentaré con un testigo, pues es su palabra contra la mía. Al hablar de abuso, no hablo del sexual, si bien tenía un enrojecimiento en la cola. Sí hablo de marcas de golpes, ataduras y al llegar a casa sin lavar y muy sucio, ya que las enfermeras no lo hacen y los otros pacientes tienen prohibido tocarlo debido a lo denunciado.
Ya he radicado dos denuncias ante la Fiscalía, adonde he llevado las fotos”, aseguró la madre del joven discapacitado.