Escribe Pablo Luna Broggi
En un soleado Día de la Madre, River recibía a Colón con la intención de acercarse a los puestos de vanguardia, pero sabía que enfrentaría a un duro rival que venía caído tras empatar ante Universitario y sufrir una dura derrota ante Rivadavia en el clásico cabralense.
Sin embargo, los de Conti tenían claro que no debían dejar pasar esta oportunidad de quedar como único escolta a un punto del líder, es por ello que de antemano se preveía un emocionante encuentro en tierras millonarias.
El encuentro empezó bastante movido, con dos conjuntos que proponían en ofensiva, pero se descuidaban atrás. Ambos buscaban la victoria, ninguno había ido a empatar: era a “ganar o morir”.
Las primeras aproximaciones fueron para el “Albirrojo”, por intermedio de dos cabezazos del “Puma” Rodríguez que no lograron inquietar demasiado a Matías Tissera, pero que sí avisaron que la “banda” estaba dispuesta a abrir el marcador cuanto antes.
Y lo logró luego de que un rechazo de la defensa de Colón, fue devuelto por un potente cabezazo del juvenil Cristhian García. Richard Brusa pivoteó bajando el balón con mucha técnica y Maximiliano Tisera, con un fuerte derechazo, convirtió en gol, poniendo arriba al local.
La posición de Brusa (en supuesto off side) generó muchas protestas en el conjunto visitante y crispó los ánimos de los cabralense, que a raíz de los incidentes sufrieron la amonestación de Maximiliano Le Roux y la expulsiones de su enérgico técnico, Martín Conti, y Maximiliano Conti, mediocampista suplente del elenco rojinegro.
Los nervios generados desde el banco de relevos fueron absorbidos en cancha por la experiencia de Marín, Gonella y Luna, quienes aún sabían que restaba bastante por jugar y la diferencia, al ser mínima, permitía soñar con la victoria.
Es por ello que en los últimos 20 minutos, Colón fue quien comenzó a acorralar cada vez más a los dirigidos por Bachannini e incluso llegó a marcar el empate, pero el juez de línea anuló la conquista cabralense.
Apenas comenzado el complemento, la historia fue distinta. En la primer jugada, “Pancho” Santunionne revivió “la ley del ex” y empató el partido empujando suavemente un centro de un tiro libre de Morre. El gol tempranero de Colón desequilibró a todo el conjunto local, que nunca más pudo reencontrarse con su juego y debió sufrir los constantes embates del rival.
A los 5 minutos, Maxi Le Roux demoró unos segundos y no pudo definir cómodo ante la salida de Jacobo Bachannini, pero en la jugada posterior, el exatacante de Alem no perdonó y puso el 2 a 1 tras un preciso centro de Navarro.
El “Rojinegro” ya había alcanzado lo que había ido a buscar, y le trasladaba las preocupaciones y el protagonismo a River, pero el “Millonario” no sabía como hacerse cargo del partido. El “Millonario” extrañaba demasiado a Moyano en defensa y a Piovano en mitad de cancha. Las ausencias se hacían evidentes en el engranaje del juego colectivo. Sin embargo, pudo empatarlo si escasos centímetros no le hubieran ahogado el grito de gol a Brusa.
Cuando restaban 10 minutos para el final, Diego Marín coronó su gran sacrificio con un gol de antología: comenzó la jugada en mitad de cancha, la abrió con Bomprezzi y fue a buscar la devolución, encarando al uno local mano a mano a través de 10 metros, y dejándolo desparramado por el piso en el eslalon final. Golazo de Marín y tranquilidad para la parcialidad visitante. Sobre el final pudo aumentar la diferencia y transformar el triunfo en goleada, pero las cifras ya eran definitivas. Gran triunfo de Colón, que con coraje y personalidad no se aleja de Universitario.
La figura
Diego Marín
La experiencia del goleador histórico de la Liga fue clave para que Colón pueda retomar las riendas del partido y quedarse con el triunfo final. Además, hizo un gol para el recuerdo.
El árbitro
Claudio Chávez
Mal. Sus acciones y decisiones -y las de sus asistentes, que no ayudaron- calentaron innecesariamente un partido tranquilo. Le faltó capacidad para calmar a los protagonistas. En cuanto al juego, hubo varios off side discutidos desde los dos bandos.