Celia Reano (23), de Villa María, Ana Clara Piolli (24), de Villa Nueva y María Pía Grecco (23), de Río Tercero, egresaron en diciembre de la Universidad Nacional de Córdoba como arquitectas, tras coronar su carrera con un 10 (diez) en la tesis, en la que se ideó una cárcel “desde el punto de vista penal más moderno”.
“No fue pensada desde el castigo al interno sino como marca la ley: la rehabilitación y reinserción de la persona en la sociedad”, explicó Celia al ser entrevistada por EL DIARIO.
La flamante arquitecta resaltó que la propuesta estuvo pensada “desde las necesidades humanas y de las tareas que desarrollan habitualmente”, además de tenerse en cuenta a todos los usuarios del establecimiento penitenciario: no sólo a las personas procesadas y condenadas sino los guardiacárceles, administradores y demás.
Reano subrayó que los presos “están privados de su libertad, no de otras cosas, por lo tanto eso debe respetarse”. Y dijo que persiguieron la regla de “garantizar espacios que hoy no existen o que quedan chicos”.
Proyectaron una escuela, con talleres de capacitación, huerta y demás, y en las afueras del penal diseñaron una guardería, para hijos de hombres y mujeres presos. Para ellas propusieron salas de belleza y en las celdas intentar dar un marco de calidad de vida.
Celia indicó que “quisimos darle a cada celda una identidad propia” y que cada fachada sea personalizada, “porque es el único espacio individual que poseen”.
¿Qué las llevó a diseñar una cárcel de estas características?, se le preguntó. La joven contó que Ana Clara “tenía un tío muy vinculado a este tema, que la dejó marcada por las cosas que le contaba”, lo que desencadenó el interés en las chicas.
Apuntó que la tarea de investigación demandó cerca de cuatro meses y que a fines de mayo del año pasado iniciaron el diseño.
“Leímos mucho y tuvimos distintos obstáculos. Hay escasa información sobre la temática y conseguir planos nos resultó difícil”, manifestó. Dijo que “no se ha escrito demasiado sobre el tema, pero sí nos facilitó Internet la búsqueda”.
Cuando se le preguntó si existen instituciones penales diseñadas de esta manera en el mundo, respondió que no. “Los espacios pueden existir, pero no la calidad de vida”, agregó.
También dijo que la iniciativa de ellas está basada en materiales económicos, pero que no obstante “es buena”. No fue presupuestada, añadió.
Posee 36 hectáreas y su ubicación sería camino al Campus universitario. “Es utópico, pero ojalá pueda concretarse. Los presos deben tener una oportunidad y lo que duele es la pérdida de la libertad, el no tener contacto con los afectos, no es necesario que se los atormente con malas condiciones de vida. El penal cumple los requisitos de seguridad y hace hincapié en la educación y el trabajo”, concluyó Celia.