La crónica de rigor indica que ayer, a los 52 años, nos dejó para siempre el conocido abogado Marcos Javier Morales, tras sufrir muchos años de esclerosis múltiple.
Era hijo del conocido docente y militante Teobaldo Morales y padre de un único hijo, Vicente, de 22 años.
El recuerdo de quienes lo conocieron más profundamente indica que era un fanático del ajedrez, pasión que abrazó, y muchos todavía lo recuerdan en sus grandes partidas, todavía siendo muy niño.
Compartió infinitos grupos de amigos en los distintos momentos de su vida; así se lo podía ver -aun en tiempos difíciles por su larga enfermedad- rodeado de los afectos cosechados a lo largo de los años.
Le gustaba viajar mucho y eso lo llevó a conocer distintas culturas y sus costumbres. Amaba leer, todo tipo de lecturas, y eso lo llevó -en el año 2000- a escribir el libro “Aproximación a una ética para mi hijo”.
Tuvo una manía, hasta que su enfermedad no se lo permitió: cumplió con todos los actos eleccionarios, votando como buen ciudadano.
Era sencillamente un ser sorprendente: nunca perdió su buen humor y calidez.
Chau, Marquitos, dejaste una enseñanza gigante en este mundo.