"Hemos dado una vuelta de página dejando atrás un estatismo asfixiante y agobiante, para dar paso a la liberalización de las fuerzas productivas”.
José Alfredo Martínez de Hoz
Palabras más, palabras menos, el programa económico que dicen estar dispuestas a impulsar las diferentes variantes políticas del neoliberalismo en la Argentina se asienta en la tristemente célebre frase pronunciada por el ex-ministro de Economía de la última dictadura cívico-militar que asoló al país.
Esto, que no debería llamarnos la atención, se torna preocupante cuando similares aseveraciones surgen de las filas de un partido político con raigambre histórica nacional y popular.
Es que recientemente el titular del radicalismo departamental -Gustavo Bustamante- sostuvo que a dicha fuerza política le asistía “la enorme oportunidad de ponerle fin a estos gobiernos populistas y asfixiantes”, en directa referencia al Gobierno nacional y municipal. La frase, lanzada ante sus correligionarios, lejos de constituir un desafortunado lapsus lingüístico, parece estar en perfecta sintonía con el pensamiento y accionar político puesto de manifiesto por buena parte de la conducción del radicalismo nacional y provincial.
El histórico partido parece dispuesto a transformarse, según Bustamante, en la “columna vertebral de un acuerdo político” encabezado por el macrismo y organizado estratégicamente por los grupos económicos concentrados, que se resisten con todos los medios a su alcance a perder parte de sus privilegios.
Para poder llevar a la práctica el acuerdo neoliberal propuesto, los “ejes programáticos” anunciados son lo suficientemente laxos y difusos como para ocultar las enormes contradicciones existentes entre sus impulsores y reeditar una especie de parodia de la “Unión Democrática” de 1946.
Una vez más, dirigentes políticos con ansias de poder, pero sin convicciones, esconden -como lo hiciera Carlos Menem en 1989- el libreto que les imponen los fundamentalistas del libre mercado: endeudamiento externo, privatizaciones, subordinación del mercado interno a las necesidades de los grupos exportadores, desindustrialización y ajuste en las políticas científicas, educativas y sociales.
Baste recordar, si no, los exabruptos disparados por verborrágicos dirigentes opositores en todos los programas periodísticos del Grupo Clarín. Así, un día hablan del aumento a los jubilados, pero trabajan por el retorno al sistema de AFJP. Otro día eliminarán las retenciones a la soja, el Impuesto a las Ganancias, etcétera, pero pagarán sin chistar a los fondos buitre sin decirnos de dónde sacarán la plata para hacerlo. Apoyan la soberanía nacional, pero reprivatizarán Aerolíneas Argentinas o entregarán Vaca Muerta a los acreedores externos. Derogarán todas las leyes aprobadas por el Congreso Nacional durante el Gobierno de Néstor y Cristina, pero no son autoritarios. Hablan del innecesario gasto para construir el satélite Arsat-1, pero después simulan alegrarse por el enorme paso dado en pos de la soberanía comunicacional, etcétera.
Del mismo modo, podemos solicitar que el entramado de “columna vertebral” con médula nueva e implante de ideas, nos precise lo que hará si logra derrotar al populismo “encaramado” en el Gobierno municipal. ¿Continuarán invirtiendo en infraestructura social: agua, cloacas, gas, escuelas, bibliotecas y centros culturales, dispensarios y centros de apoyo? ¿Cómo mantendrán el equilibrio económico-financiero y el superávit fiscal? ¿Solicitarán el apoyo de aquellos que en el Gobierno actuaron como endeudadores seriales? ¿Continuarán con los programas de vivienda y de acceso al suelo urbano? ¿O los entienden una muestra más del populismo a desterrar? ¿Qué harán con el Parque Industrial y el Aeropuerto Regional? ¿Le sacarán el techo al Anfiteatro Municipal? ¿Cuántas pensiones y jubilaciones dejarán de gestionar para bajar el nivel de populismo municipal?
En fin, 31 años ininterrumpidos de ejercicio democrático, 31 años de un trabajoso y lento proceso de madurez política puesto de manifiesto por nuestro pueblo, no exento por cierto de avances, retrocesos y contradicciones, obliga a la dirigencia política a ser más respetuosa con las decisiones que ese pueblo toma en ejercicio de la soberanía popular. Comenzando por decir la verdad sobre lo que piensan hacer si algún día son favorecidos por la voluntad popular. Porque si uno piensa como liberal, habla como liberal y actúa como tal, de llegar al gobierno, este será sin lugar a dudas, de orientación neoliberal.
Gerardo Russo
Verónica Vivó
Sebastián Capurro
Partido Justicialista