No son pocos los especialistas en cuestiones inmobiliarias que han opinado últimamente a través de distintos medios, la mayoría con reflejo en la red virtual.
Todos hablan de la “crisis actual” y la incidencia que la misma tiene en el mercado inmobiliario. Algunos “estiran” sus explicaciones con argumentos que entreveran las “afecciones” económicas y la “fauna” política.
Una de las explicaciones acerca de lo que sucede fue publicada por elinmobiliario.com mediante la apreciación de Tomás Grondona. Su diagnóstico es muy simple y a nadie sorprende:
“Hace varios meses, demasiados, que el mercado inmobiliario dejó su esplendor y se bate por una subsistencia complicada”, refiere la emisión.
Dos segmentos
Ahora bien, ¿cómo explica esta situación problemática?
Por un lado, divide el mercado inmobiliario en dos “segmentos”: los “consumidores finales”, que comprende “a todas aquellas personas que compran un inmueble para usar”, y los “inversores”, que se nutre de aquellos que “movilizan el mercado de la construcción y de la compra-venta de inmuebles” más allá del consumo.
En la actualidad, son los primeros los que se muestran “más estables” porque no apuntan a realizar un negocio, sino a satisfacer una necesidad, muchas veces perentoria, como por ejemplo, tener una vivienda donde vivir con su familia.
Este segmento es muy importante dentro del mercado inmobiliario porque, más allá de la inestabilidad económica, siempre está presto a concretar alguna operación porque necesita de la propiedad. Así, por ejemplo, una familia necesita una vivienda donde vivir, un profesional requiere una oficina donde atender a sus clientes, un comerciante precisa un local donde instalar su negocio, de la misma manera que también habrá residentes a quienes urge guardar el auto en una cochera, etcétera.
En cambio, los inversores no se mueven por necesidad, es netamente calculador. Por eso, va a comprar si le resulte barato, si subirá el valor en un plazo corto o si la renta es buena. Si no hay seguridad de que ello ocurra, no comprará.
Y aquí detecta Grondona la causa de la crisis que padece actualmente el mercado inmobiliario, al inversor le salió un competidor en el mercado inmobiliario: la inflación. Con el escape de los precios sobrevino la devaluación y el desvío de los fondos hacia el campo financiero, donde la mayoría de las “puertas están cerradas” (el dólar, por ejemplo).
Es decir, un segmento que dinamiza el negocio inmobiliario prácticamente ha detenido su motor, por lo que la actividad se ha reducido considerablemente.
El sistema capitalista, como ha sido concebido, no permite crecer ni desarrollarse si no hay competencia (por eso los monopolios atentan contra el sistema), si no existe el juego de la oferta y la demanda.
Hoy en el campo inmobiliario los inversores se han retirado del campo de juego, por eso, como sucede en Villa María, la mayor actividad quedó concentrada en la compra de lotes, sobre todo mediante planes y en los alquileres porque, es indudable, la gente debe vivir en algún lugar.
Otras voces
A la hora de formular expectativas las opiniones son más o menos optimistas o pesimistas.
Por ejemplo, la desarrolladora inmobiliaria Milagros Britos dijo que “los productos inmobiliarios siguen siendo el mejor resguardo ante una incertidumbre económica”.
Por esta razón considera que “no bien exista un poco de estabilidad, el mercado remaría su actividad inmediata”, ante lo cual propone “delinear estrategias” que permitan “convertir la crisis en una oportunidad”.
Por su parte, el vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, Armando Pepe, refirió que no pocos profesionales de la arquitectura le expresaron que “el tren está pasando y nosotros estamos sobre el andén”, en alusión a que hoy sería la oportunidad de comprar terrenos para edificar durante 2016 cuando, suponen, el mercado volverá a su mejor momento.
De la misma manera opinó el titular de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss, en las páginas de Ambito Financiero al sostener que “ahora es el momento para tomar posición de terrenos y aprobar proyectos”, a la espera de una próxima reactivación.
Siempre en materia de expectativas, Pepe consideró que el próximo año “no será de transición como muchos creen”. Es más, opinó que entre “mayo y junio vamos a empezar a ver el sol en el mercado inmobiliario”.
Explicó que su anticipo se funda en que “las PASO van a ser decisivas”, dado que “una vez que se definan los candidatos presidenciales, la gente se va a soltar”, aunque advirtió que no habrá que confundirse, porque aún así “nadie se va a pelear para comprar nada”.
Mientras tanto, Weiss no opinó lo mismo y sostuvo que, “salvo que pase algo extraordinario, 2015 va a ser un año tranquilo, como este”.