La bala que recibió la adolescente de 15 años en la esquina de Arenales y prolongación bulevar Italia el martes por la noche, todavía está alojada en la pierna.
Quienes se enteraron del episodio, aseguran que no es común lo que sucedió. Los que no sabían que dos motociclistas dispararon a quemarropa contra la chica que se encontraba con su hermana y el novio, sólo asintieron con la cabeza y llevaron su boca a un costado de la cara. Sin embargo, para la gente del barrio Roque Sáenz Peña no termina de ser una sorpresa.
Ese sector de la ciudad parece partido a la mitad por la inseguridad. Están “los del fondo y los de acá”. O, desde otro punto de vista, “los de acá y los de allá adelante”. Tomando como referencia común el bulevar Vélez Sarsfield. Se tiran responsabilidades y se adjudican hechos unos a los otros, como si se tratara de buscar culpables constantemente.
Los del fondo
En la esquina de Arenales e Italia hay un viejo almacén. Uno más de los tantos que hay repartidos en el barrio. Contra ese comercio dispararon. “La chica es hija de los dueños de acá, ella está bien y ya está en su casa, pero tiene la bala todavía. La madre la llevó a una clínica para no quedarse con lo que le dijeron en el Hospital”, contó una joven que atendía al público cuando EL DIARIO recorrió el barrio.
Al referirse al episodio, asegura que “nunca había pasado algo así, nunca habíamos tenido este tipo de problema en el barrio porque, dentro de todo, es tranquilo”, pero, inmediatamente después, contrasta: “Y, cuando pasan cosas, es por gente que viene de otros barrios para hacer lío acá”.
La joven se lamenta porque todavía quien disparó está libre. “Sólo agarraron a uno” y jura que “todavía nadie sabe por qué pasó lo que pasó”, aunque sí estima que “tenían problemas entre los chicos”.
Y es cuando se la consulta sobre la inseguridad que apunta hacia “los de adelante”: “Acá no, pero más adelante, allá, más cerca del bulevar, sí se han escuchado cosas. Se sabe que hubo robos y que pasan otras cosas”.
Casi las mismas palabras pronunció un hombre que barría la vereda a una cuadra de ahí. “Acá no pasa nada, en realidad, el barrio es tranquilo, pero sí pasa algo es más allá”, dijo mientras apuntaba con el dedo a la parte del barrio más cercana al Vélez Sarsfield.
Los de adelante
“No sabía nada, pero desde ya te digo que acá no es el problema, es al fondo del barrio”. Las primeras palabras de una quiosquera de la calle México (“no pongas mi nombre ni la dirección del quiosco, por favor”, rogó), fueron apuntando contra los vecinos de unas cuadras más allá.
“Sé que lo que abunda allá es la droga, por lo que comentan los vecinos, vio”, remarca la señora, y sigue: “Parece que cualquiera vende y la mayoría en el barrio lo sabe, pero por suerte acá, más cerca del bulevar, es más tranquilo”.
Sin que se la consulte, trae a la charla un episodio del que fue protagonista días atrás. “Entraron dos chicos corriendo y se metieron en mi casa; habían robado una moto y la Policía los estaba siguiendo. Al rato se metió la Policía y los sacó”.
De todas formas, no define al barrio como peligroso, pero sí “un lugar para tener cuidado”. De hecho, contó cuáles son sus recaudos: “Por las noches, a las 20.30 me encierro y no aparezco más hasta el otro día. Vivo sola con mi hija, entonces lo hago por precaución porque andan robando. Además, de lo que uno se entera es mejor mantenerse ajeno; no hables, no digas nada, más vale no meterse con nadie”.
Un hombre mayor, caminando por Sucre, se frena para preguntar qué es lo que buscamos y da su punto de vista. “Acá es otro barrio, es tranquilo, pero para allá...”, no termina la frase mientras señala con el bastón a sus espaldas. “No sé, dicen muchas cosas, como que se vende droga, pero yo no sé. Dicen que es más bravo, pero sólo he pasado, nada más, trato de no andar mucho por aquel lado ni lejos de mi casa”, relató.
El señor contó que suele ver presencia policial por las noches y resumió en una frase lo que piensan muchos vecinos sobre el lugar en donde viven: “El barrio es el mismo, pero parece haber dos realidades”.
Damián Stupenengo