Leopoldo Garrone dejó su impronta en la ciudad a través de monumentos que ya representan un sello identitario de Villa María. Uno de esos monumentos es el de la madre, ubicado en la esquina de Sabattini y Entre Ríos.
El rostro perfecto de la mujer que cuida atenta a los dos niños que abraza estuvo inspirado en la cara de Azucena del Valle Abaroa. Su hermano y su primo fueron los que inspiraron las caritas de los niños.
Garrone y los Abaroa se conocieron en Villa María en el año 1957. Ambas familias se hospedaban en el Palace Hotel. Según el relato de las amigas de Azucena, ella llegó a Villa María junto a su padre médico, amigo de Amadeo Sabattini, cuando apenas tenía 10 años.
Garrone admiró la belleza de los rostros de los niños y les pidió que posen para esculpir el monumento que hizo en homenaje a la maternidad.
Azucena, hoy radicada en Buenos Aires, volvió días atrás para participar de los festejos por las Bodas de Oro de la promoción 64 del Instituto del Rosario y aprovechó la oportunidad para tomarse una foto en el monumento.
Otros monumentos
La obra de Garrone se puede ver en la actualidad en monumentos dedicados a la madre, como el que inspiró Azucena, pero también otros similares en James Craik, Etruria y Ballesteros. En Bell Ville, donde también fue director de la Academia Provincial de Bellas Artes Fernando Fader, dejó el monumento al gaucho ubicado en el Parque Tau.
También conservan obras suyas el Museo Municipal Genaro Pérez de Córdoba, el Museo Municipal Fernando Bonfiglioli de Villa María, el Museo Municipal Walter de Navazio de Bell Ville (yeso “Elba”, 1960), el Museo Municipal de La Calera, el Museo de Curuzú Cuatiá (acuarela “Esquina de Villa María”, 1968), el Museo Provincial Emilio Caraffa de Córdoba (bronce “ELLA”, 1973), reparticiones oficiales y colecciones privadas.