Permanece estable en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Regional Pasteur el interno de la cárcel de barrio Belgrano que fue agredido con un arma blanca la tarde de la antevíspera por otro recluso.
Se trata de Oscar Cardozo, de 33 años, quien recibió tres “puntazos” en distintos lugares de su cuerpo: uno en el tórax, del lado derecho; otro en la cadera, del costado izquierdo, y un tercero en el abdomen. Este último es el más grave, ya que comprometió el hígado de la víctima, quien ingresó en el centro de salud de calle Mendoza el viernes, a las 16.30, para ser intervenido quirúrgicamente y luego internado en la UTI.
De acuerdo con el último parte médico, difundido anoche, el paciente se encuentra estable, consciente y sin necesidad de ser conectado a un respirador.
No obstante, la herida abdominal le comprometió el hígado, que presenta un hematoma que por el momento está encapsulado y resta esperar que se reabsorba de manera natural.
De cumplirse sin alteraciones este cuadro evolutivo, Cardozo sería luego transferido a una sala común y luego dado de alta.
Sin embargo, el médico a cargo de la UTI explicó que hay que esperar aún algunas horas.
Una bronca vieja
Aunque desde el Establecimiento Penitenciario Nº 5 de esta ciudad se manejó el asunto con hermetismo (el episodio tuvo lugar a media tarde y recién trascendió cerca de la medianoche), EL DIARIO pudo saber que tanto Cardozo como su agresor venían del penal de barrio San Martín de Córdoba y el ataque tendría relación con “una bronca vieja” entre los dos condenados, dejó trascender una fuente de la cárcel local.
También pudo saberse que Cardozo cumple condena por robo y que fue agredido de manera sorpresiva por el otro interno, por lo que no tuvo ni siquiera la oportunidad de defenderse.
El agresor, trascendió, fue trasladado inmediatamente a la ciudad de Córdoba, de donde había llegado.
Según la fuente de la Penitenciaría, el recluso agredido observaba muy buena conducta; “se había enderezado” y había encontrado guía en la religión.
Pero las viejas cuentas, en el código carcelario, se cobran o se pagan. Y eso, al menos mientras no cambien algunos conceptos penales, parece una inevitable ley no escrita.